Sudáfrica encabezó en julio el ranking mundial de interceptaciones de plagas y enfermedades, con 16 detecciones todas ellas en cítricos. Además de las dos mencionadas de falsa polilla, las autoridades comunitarias constatan 12 casos del hongo que causa la mancha negra (Phyllosticta citricarpa), una de la bacteria que ocasiona la cancrosis de los cítricos (Xanthomonas citri) y una del hongo causante de la enfermedad denominada roña o sarna de los cítricos (Elsinoë). En el caso de la mancha negra, Sudáfrica ya alcanza este año las 22 detecciones, frente a una sola en 2022. Egipto, por su parte, suma una nueva interceptación de mancha negra en sus envíos de naranjas.
Además, el país sudafricano también tiene el triste honor de encabezar el número de incidencias en sus envíos (69 sólo en julio): incumplimientos de requisitos especiales o de documentación, números de unidad de producción no válidos o no incluidos en listado, fechas de vencimiento, presencia de mercancías no mencionadas, declaraciones adicionales inadecuadas o inválidas, desajustes en los medios de transporte declarados, etc. Para AVA-ASAJA, “es evidente que Sudáfrica no actúa con la seriedad y el rigor que necesita Europa para garantizar su sanidad vegetal. La UE no puede seguir permitiendo que los intereses comerciales de unos pocos se antepongan a la seguridad fitosanitaria de todos”.
La falsa polilla también se ha detectado en importaciones de rosas venidas de Kenia (2 interceptaciones en julio), Etiopía (1) y Zambia (1). En este sentido, AVA-ASAJA solicita un incremento de los controles a las plantas ornamentales originarias de cualquier país tercero. Su entrada y propagación en la UE causaría unas mermas medias del 26% de la producción citrícola, pero igualmente afectaría de manera devastadora a muchos otros cultivos (frutas de hueso, manzana, pera, aguacate, viña, olivo, caqui, granado, pimiento, tomate o berenjena) e incluso a la misma rosa o especies arbóreas como el roble.
Cristóbal Aguado no descarta que “ahora podría suceder lo mismo de todos los años. Suponemos que algún cargo de la UE llamará con su habitual bondad y generosidad a Sudáfrica para insinuarle que quizás ha acumulado un número un poquito elevado de interceptaciones e incidencias. Entonces, en lugar de que la UE decida cerrar la frontera a un país incumplidor, como clama todo el sector citrícola europeo, creemos que volverá a optar por mantener la honorabilidad de un socio preferente, intachable, y se rendirá en agradecimientos ante su magnanimidad al anunciar, de manera voluntaria y altruista, la suspensión de sus importaciones cuando su campaña prácticamente haya finalizado y tenga a los barcos de camino a Europa. Un teatro, el mismo de todos los años, con un final feliz para Sudáfrica y Bruselas, pero dramático para la producción agraria europea”.