Exceso de producción, muy buena calidad y precios muy bajos. Este es el resumen que hacen los productores de patata de las comarcas de Bergantiños y de A Limia de la última cosecha que acaba de terminar. Pese a la sequía, los tubérculos están en muy buen estado, pero eso no ha provocado un aumento de los precios, sino todo lo contrario. En ambos territorios son un 30% inferiores a los de hace un año.
La causa es la saturación del mercado debido al exceso de producción en Francia, y también en Galicia y en el resto del estado, lo que ha obligado a muchos productores a almacenar la producción para sacarla a la venta cuando los precios se recuperen.
La globalización
«La globalización es un hecho. Lo que pasa en una zona del mundo acaba influyéndote y arrastrándote. Es lo que sucede con la patata. Este año Francia ha tenido una excelente campaña y en el resto del territorio español también ha habido una gran cosecha por lo que los precios son muy bajos», resume Juan Carlos García, uno de los principales productores profesionales de patata de la comarca de Bergantiños.
García también añade como causas de los precios tan bajos este año que la cosecha «fue aceptable» y que «la gente se ha animado a producir por los buenos precios de otros años». En estos momentos, asegura, la patata de Coristanco se vende a 40-50 céntimos, mientras que el año pasado se pagaba a 60-70. En Burgos, por ejemplo, la excelente campaña francesa ha hundido los precios a 3 céntimos el kilo.
En A Limia, la principal comarca productora de patata de Galicia, la situación es similar. «No hay demanda. Tenemos la patata almacenada. Los almacenes están llenos», reconoce José Ramón González, responsable de producción agrícola de Unións Agrarias y agricultor en la zona de A Limia.
González crítica la competencia desleal desde Francia. «Meten patata tardía conservada en cámaras como patata temprana. Y esa acumulación de producto nos afecta a nosotros que no podemos sacar la nuestra», alerta González, quien se queja de que la situación ya la han denunciado en repetidas ocasiones pero las administraciones no hacen nada.
Los precios en la zona ourensana, al igual que en la comarca de Bergantiños, son un 30% inferiores a los de hace un año. Ahora, rondan los 8-10 céntimos, por debajo del coste de producción en muchos casos, mientras que hace un año se vendían a 25-35.
Más consumo
Debido a la saturación del mercado, muchos productores han optado por dejar las patatas en los almacenes y esperar un par de meses a que los precios aumenten. «No es un buen momento ahora», reconoce Juan Carlos García Pose. «Hay mucha oferta», resume José Ramón González, que pide a la Xunta que ponga en marcha medidas para dinamizar el consumo de patatas y «una herramienta fundamental» como es la Indicación Xeográfica Protexida (IXP) Pataca de Galicia.
La previsión en la comarca de A Limia era alcanzar los 150 millones de kilos en la última cosecha. Al final, se han quedado en 110, debido al exceso de sol durante los meses de junio y julio y a la ausencia de días nublados en agosto y septiembre por lo que el tubérculo no tuvo suficientes horas de oscuridad. Pese a este recorte en la producción, el estado de las patatas es «excelente», según apuntan los productores, ya que el buen tiempo evitó casos de mildiu.
Lo mismo sucede en la comarca de Bergantiños. La cosecha, que terminó a mediados de octubre, también es calificada de excelente y es un tercio mayor que un año normal.
Fuente: farodevigo.es