¿Por qué es el Plátano de Canarias el más sostenible del mundo?
Es el único plátano del mundo reconocido con el sello de Indicación Geográfica Protegida (IGP), que avala su calidad diferenciada, cultivado bajo los más estrictos estándares de la UE (control fitosanitario, medioambiental y de seguridad alimentaria).
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Tras el final de la erupción del volcán de La Palma, el sector del plátano de Canarias afronta su inicio de año más complicado. Con más de 400 familias directamente afectadas, más de 250 hectáreas sepultadas por la lava y una importante parte de la producción total afectada, la fidelidad y el apoyo de los consumidores es clave para la supervivencia y sostenibilidad de unos de los pilares económicos de las islas.
Sin embargo, además de ayudar a los afectados de la Palma, son muchos los motivos por los que apostar por el plátano de Canarias, el único plátano del mundo que cuenta desde 2013 con el sello de Indicación Geográfica Protegida (IGP), que garantiza su origen y calidad diferenciada.
Se trata además del plátano más sostenible del mundo (Plátano de Canarias IGP). Su producción es 100% europea y, por lo tanto, está vinculada a los estrictos estándares de control fitosanitario, medioambiental y de seguridad alimentaria que marca la Unión Europea (UE). Unas exigencias muy superiores a las que presentan los productos de terceros países en nuestros mercados.
Entre las ‘buenas prácticas’ de los productores canarios, destacan la conservación del suelo como recurso y la eliminación de gases con efecto invernadero; así como el uso eficiente del agua -optimización de los sistemas de riego- y la reducción -al máximo- de fertilizantes químicos.
Otras claves, que han hecho avanzar al sector platanero en materia de sostenibilidad, están estrechamente vinculadas a su singular sistema de cultivo y a la decidida apuesta de los productores por generar empleo de calidad (más de 8.500 hectáreas de superficie, que pertenecen a alrededor de 8.000 productores). Una labor agrícola marcada por el desarrollo de técnicas tradicionales y manuales, en las que apenas se contempla la mecanización. La apuesta de los agricultores por el sistema de cultivo tradicional tiene efectos muy positivos, no solo en la calidad del producto que llega, finalmente, a nuestros hogares, sino en el propio entorno.
En paralelo a estas acciones sostenibles, conviene poner en valor la cercanía y la facilidad de transporte de esta popular fruta, respecto a otros productos de su misma categoría, procedentes de latitudes más lejanas (‘fruta de proximidad’: 1 millón de kilos plátano se envían, cada día, desde Canarias hata la Península) y la buena gestión de sus residuos. Dos pilares importantes, dentro del profundo compromiso medioambiental de los agricultores canarios.
Pioneros en certificar su huella de carbono
El plátano canario ha sido, además, el primer subsector primario en España que ha acreditado su huella de carbono a lo largo de todo el proceso, contemplando desde su producción hasta su comercialización en la Península (reconocida por AENOR, por primera vez, en 2013). Esta certificación acredita, por lo tanto, la veracidad del cálculo de las emisiones de gases con efecto invernadero en los procesos de cultivo, procesamiento, distribución y maduración del producto. En concreto, la huella de carbono del plátano canario es de 195,16 gramos de CO2 por kilogramo de fruta, la sexta parte que la de otros productos de su misma categoría, que proceden de terceros países.
En 2022 y a pesar de la difícil situación derivada de la erupción del Cumbre Vieja, los productores de Plátano de Canarias IGP seguirán avanzando en el mantenimiento de un cultivo sostenible que permita asegurar la rentabilidad de la actividad agrícola y cuidar la salud de los agricultores, además de ofrecer a los consumidores -como hasta ahora- un producto seguro, de calidad y respetuoso con el medioambiente.
Esta información está enmarcada en el programa de promoción de los sellos IGP y DOP ‘El Origen del Sabor Europeo’ puesto en marcha por la IGP Plátano de Canarias, la DOP Kaki Ribera del Xúquer y la DOP Cereza del Jerte, cofinanciado con el apoyo de la Unión Europea.