El mercado y los consumidores están cambiando tan rápido hoy en día que nuestra adaptación tiene que ser constante, aunque es importante que todos compartamos la misma visión. En Pink Lady® Europe estamos trabajando en un plan estratégico para 2030, un proyecto para trazar las líneas de trabajo de los próximos diez años. Estos objetivos integrarán sostenibilidad para el planeta, rentabilidad para nuestros socios y calidad para los consumidores.
Respecto a las tendencias, prefiero hablar más de cambios en las expectativas que de tendencias, porque éstas pueden hacerse eco de una moda, a veces efímera o artificial. Sin embargo, en nuestro sector, basado en productos naturales, estas nuevas expectativas se tienen muy en cuenta, como puedan ser los métodos de producción, el origen, la calidad nutricional, el sabor, la calidad o incluso la elección de producto. En esta línea, nos corresponde a las empresas apostar por un proyecto a largo plazo, comprometernos a producir mejor, no para responder a una tendencia “verde”, sino porque, como mucha gente, estamos convencidos de que la sostenibilidad es clave. En nuestro caso, Pink Lady® Europe, ha sido la base de nuestro modelo desde sus inicios hace 20 años.
El producir mejor comienza luchando contra los problemas medioambientales y sociales con los que convivimos, que son, de hecho, una ventaja competitiva en nuestra industria actual. Este es un factor diferenciador que nos permite ser elegidos por el consumidor, que comparte nuestros valores y compromisos. Es, asimismo, un requisito previo para una marca o un producto como Pink Lady® Europe; la calidad debe integrar las cualidades organolépticas propias de la manzana, pero también los valores de una marca y un sector comprometido con el medio ambiente, con lo social y con la economía, los tres pilares del desarrollo sostenible. Estos valores pueden permitir a los consumidores elegir una marca sobre otra, pero esto debe seguir siendo un esfuerzo colectivo de toda la industria.
Desde nuestra posición observamos 3 cambios que se han amplificado después de la crisis:
· Incremento del consumo de productos frescos durante el confinamiento.
· Aumento de los alimentos de origen local y saludables a partir de una producción responsable y sostenible, agroecológica y orgánica.
· Importancia de los valores de marca y confianza en la marca (RSC, preocupaciones medioambientales).
En este contexto, para Pink Lady® Europe, los productores son, obviamente, el eslabón más importante de la cadena de valor, ya que cuidan de las manzanas durante más de 7 meses y sus huertos durante todo el año. Complementariamente, para nosotros, es importante que podamos darles voz a estos productores y ponerlos en contacto con los consumidores para mejorar el conocimiento y transmitir nuestros valores. Por ejemplo, hemos lanzado Pink Lab, una incubadora de proyectos, con el fin de apoyar y difundir las mejores innovaciones sostenibles para el cultivo de manzanas.
Una vez más, en Pink Lady® Europe hemos sido pioneros creando un modelo social y sostenible en el que los productores son los actores de su destino. Para nosotros, los aspectos sociales son ahora una parte integral de nuestra razón de ser, son los hombres y mujeres apasionados los que impulsan nuestro sector. Para nosotros, el pilar social es fundamental en el sector.
«Producir mejor comienza luchando contra los problemas medioambientales actuales»
Por ejemplo, en España, Giropoma Costa Brava ha desarrollado un componente social posicionado como pilar central de la compañía para asegurar la integración y desarrollo de los empleados, la gran mayoría de origen extranjero, y para mejorar la eficiencia de su actividad.
También necesitamos atraer a las generaciones más jóvenes y promoverlas en las profesiones agrícolas del mañana para que participen en el mantenimiento de la actividad económica de los territorios. Para ello, contamos con disposiciones específicas para facilitar el acceso a Pink Lady® a los jóvenes productores.
Nuevos consumidores
En estos momentos, la crisis que estamos viviendo ha potenciado conceptos como bienestar, seguridad y salud, parte de un movimiento más amplio de vuelta a lo natural, a los placeres saludables que se vienen manifestando desde hace varios años con el auge, por ejemplo, de los superalimentos o el vegetarianismo. Por supuesto, Internet y las redes sociales han acelerado el movimiento al permitir que los consumidores tengan más información más rápidamente e interactúen con las marcas y otros consumidores. Vemos ejemplos de estas tendencias del consumidor tipo Nutriscore o Yuka (apps que escanean productos y descifran su composición) que así lo confirman. Creo que estos cambios continuarán más allá de la crisis, así como el del origen local.
Además, esta transformación viene acompañada de una mayor transparencia y confianza, es más un cambio en la sociedad que una simple demanda de los consumidores. Estamos cambiando la era industrial por una nueva y esto supone un esfuerzo colectivo para mantener nuestros negocios y nuestra agricultura en pie, mejorar nuestras prácticas y comunicar más cerca de los consumidores. En nuestra carta de compromisos tenemos 14 puntos, donde uno de ellos se enfoca en acercarnos a consumidores y productores. Es crucial reconstruir la confianza de los consumidores en la agricultura y permitirles comprender nuestros principios, trabajo y prácticas.