Así lo denuncia en un comunicado la Coordinadora Campesina del País Valencià-COAG, que alerta de que los eventos climáticos extremos, como las lluvias persistentes de primavera de los tres últimos años, y los problemas derivados de la Varroosis, han mermado la producción de miel y han diezmado la cabaña apícola.
“Se estima que el censo apícola actual puede haberse reducido en un 40-50 % y las colmenas enfrentan la primavera en un estado de debilidad que no es habitual”, indica.
También denuncia que la reducción de abejas disponibles para polinizar cultivos de primavera “será más acusada” debido la aplicación de un nuevo Acuerdo de la pinyolà del Consell que obliga a la retirada de las colmenas de las zonas citrícolas durante los meses de abril y mayo de 2023.
Asegura que hace 30 años que las abejas son utilizadas como “chivos expiatorios” de un problema “creado por la falta de planificación de las variedades de cítricos, cuya única responsabilidad es de los citricultores y de la Conselleria de Agricultura”.
A su juicio, cuando se plantan variedades compatibles adyacentes sin control, la aparición de semillas “es un problema lógico”, pero las abejas son “un sujeto pasivo y es una falacia descargar la responsabilidad en los apicultores cuando la solución del problema pasaría por ordenar las plantaciones de híbridos de mandarino”.
Considera que el “agravio” para el sector apícola valenciano “es mayor cuando existen otras opciones para recuperar la convivencia como el enmallado, variedades de híbridos sin problemas de semillas e incluso tratamientos efectivos basados en el azufre”. Y además, el censo de apicultores profesionales ha caído a la mitad en la Comunitat Valenciana durante la última década.
En COAG se sienten “defraudados” por la Generalitat: “Ha escatimado las ayudas agroambientales a la apicultura por sus beneficios en la polinización que los apicultores del resto de autonomías vienen percibiendo desde hace más de 10 años”, indica para añadir que se sienten “discriminados y perseguidos por la aplicación de la pinyolà durante 30 años”.
También afirma sentirse “impotentes ante los desastres climáticos que tanto están afectando a este sector” y subraya que con esta perspectiva “la renovación generacional es casi nula y no son pocos los jóvenes apicultores que van a trasladar su explotación a Castilla-La Mancha, donde sí que hay un decidido apoyo institucional a la apicultura”.
“Si sumamos la decadencia crónica del resto de insectos polinizadores en los ambientes agrarios debido a la destrucción de hábitats y el uso intensivo de fitosanitarios, el resultado puede ser muy negativo para cultivos como el aguacate y el kiwi, cuya distribución y época de floración coincide con los cítricos”, advierte.
Según explica, los cultivares de aguacate han experimentado un aumento considerable en los últimos años debido a la falta de rentabilidad de los cítricos, por ello se sitúan diseminados en las zonas más cálidas del área citrícola.
Indica que las abejas melíferas son un polinizador muy efectivo de las flores de aguacate, pero es conveniente que la densidad de colmenas sea alta porque las abejas tienen una mayor preferencia por las flores de cítricos (5-10 colmenas por hectárea).
Para garantizar la correcta producción de los cultivos y la flora natural que comparten territorio con los cítricos y que coinciden en su época de floración, señala que sería necesario asegurar la presencia abundante de abejas melíferas.