La comercializadora de aguacate, mango y hierbas Sigfrido Fruit ha anunciado este martes que ampliará su actividad a otras frutas exóticas como papaya y pitaya antes de finales de este año, tras su implantación en el Parque Tecnoalimentario de la Costa del Sol-Axarquía, en Vélez-Málaga.
El director general de Sigfrido, Sigfrido Molina, ha explicado a los periodistas durante la presentación de las nuevas instalaciones que la firma encara el último trimestre de 2018 con la intención de poner en marcha el proyecto «Avoo Roll», una marca para el desarrollo de nuevos productos ecológicos y orgánicos.
Esta marca se presentará el próximo octubre en Madrid, durante la celebración de Fruit Attraction, la feria internacional del sector de frutas y hortalizas.
En cuanto a las nuevas instalaciones, cuentan con una superficie de 2.800 metros cuadrados, donde funcionan varias cámaras de frío y maduración, una volcadora de palés y una calibradora de última generación que tiene diferentes líneas de envasado.
La compañía, que inició su andadura en 2013 en Velez-Málaga, cerró su ejercicio 2017 con más de 10,5 millones de euros de facturación.
Molina ha indicado que, desde que comenzó su actividad, Sigfrido Fruit ha logrado duplicar sus cifras cada año, «por lo que es razonable pensar que es algo que pasará también con el cambio de ubicación».
«Somos partidarios de un crecimiento sostenible de la actividad mediante la ampliación de la gama de productos, algo que nos podemos permitir en estas nuevas instalaciones», ha insistido.
La comercializadora tenía su anterior nave en el mercado de mayoristas de Vélez-Málaga y vende más de 2,5 millones de frutas, principalmente subtropicales, como aguacate, mango, papaya y cumquat, así como hierbas aromáticas, en España y en países europeos como Alemania, Francia, Bélgica o Dinamarca.
La nueva planta de Sigfrido Fruit está localizada a la entrada del Parque Tecnoalimentario de la Costa del Sol-Axarquía, en el núcleo de población de El Trapiche, y ha supuesto una inversión de 1,5 millones de euros.
Fuente: La Vanguardia