Bajo esta máxima, a viveros como el de Grufesa no les preocupa tanto el precio de venta de la planta como la calidad de la misma, dado que la sirven a precio de coste y transmiten tranquilidad a sus productores al tenerles reservada su respectiva cuota.
Ante esta realidad, su principal reto consiste en brindar la máxima calidad de material vegetativo a sus socios. Para ello, cada año apuesta por variedades muy consolidadas en el mercado como Fortuna, Rociera, San Andreas y Rábida. A su vez, lleva a cabo ensayos de nuevas variedades con el fin de seguir de cerca las posibles mejoras genéticas.
“ La planta de fresa registra esta campaña un desarrollo precoz»
“Nuestro objetivo es disponer de variedades con productividad, calidad y cierta precocidad”, detalla Diego López, director técnico de Grufesa, quien añade el sabor como otra de las demandas que realizan a los obtentores.
Asimismo, es la resistencia de la planta a las enfermedades una de las mayores exigencias de la compañía. Para esta campaña, el desarrollo del cultivo en el vivero de la cooperativa está siendo el adecuado, “incluso algo más precoz que en campañas anteriores”.
Un factor positivo para favorecer un correcto estado de madurez en la planta en el momento del trasplante, que se produce cada vez más temprano por exigencias del mercado. Esta demanda junto al cambio climático, que trae cada vez mayores temperaturas, les dificulta a los viveros obtener las suficientes horas frío que requiere la planta para su correcto desarrollo. Desde Grufesa esperan tener una buena campaña de planta de vivero “que no se vea perjudicada por ningún condicionante”, apunta el director técnico.