Menos mano de obra y más cara
El coste de la mano de obra en determinadas zonas de Aragón se ha incrementado hasta un 14% debido a la falta de trabajadores, una tendencia que, “si no se toman medidas contundentes”, podría afectar también a la campaña de fruta de hueso catalana.
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Las medidas adoptadas por el Gobierno para paliar la falta de mano de obra en el campo, el apoyo de gobiernos regionales, que subvencionan autobuses para el traslado de trabajadores, o simplemente la meteorología, que ha reducido producciones como la de la cereza en Aragón, han hecho posible que, a día de hoy, la mano de obra no sea un problema; pero eso no significa que haya desaparecido.
“A principios de junio, cuando alcancemos el pico de la campaña de fruta de hueso en Aragón, podrían faltarnos trabajadores”, afirma Óscar Moret, responsable de fruta de UAGA-COAG Aragón, quien añade que, para entonces, también Cataluña iniciará el grueso de su ejercicio y, en zonas limítrofes, la mano de obra podría estar muy disputada.
De hecho, esta situación ya se dio al inicio de la campaña de Aragón. “Había mucho nerviosismo por parte de los productores y, como la demanda de temporeros superaba a la oferta, se llegó a pagar por encima del convenio”, apunta Moret, quien explica que, de media, los empleadores pagaron a sus trabajadores 1 euro más por hora, o lo que es lo mismo, en torno a un 14% más.
Este es, precisamente, uno de los principales temores de Afrucat. “Si no se toman medidas contundentes, faltará mano de obra y se incrementará el precio de la disponible”, lamenta Manel Simón, director general de la asociación catalana.
Desde Afrucat cifran en 35.000-40.000 los trabajadores extras que necesitarán para este ejercicio de fruta de hueso y afirman que, en punta de campaña, en torno al 70% son de otro país. “Muchos son fijos-discontinuos, con experiencia, responsabilidad y con antigüedad en nuestras empresas”, explica Simón, para quien “o se facilita, como mínimo, los desplazamientos europeos o lo vemos mal”.
Muchos de estos fijos-discontinuos proceden de Rumanía y, de hecho, desde Afrucat ya trabajan para que puedan llegar a Cataluña; en algunos casos, estos trabajadores son, incluso, residentes en España que, cuando se inició la crisis sanitaria, estaban de vacaciones en sus países de origen. Otros proceden del norte de África, Sudamérica y otros países de la Europa del Este.
Todos ellos, si logran llegar a nuestro país –de momento sólo pueden hacerlo por vía aérea o marítima-, deberán pasar un período de cuarentana obligatoria. Desde Afrucat, sin embargo, “proponemos test PCR para los trabajadores que vamos a traer y así salimos de dudas”.
Junto a esta cuarentena obligatoria, desde UAGA-COAG Aragón apuntan a un problema más: el déficit habitacional. El cumplimiento de las medidas de distanciamiento obliga a los empresarios agrícolas a reducir el número de personas que se alojan en una misma vivienda durante la campaña y a buscar nuevos alojamientos; sin embargo, “hay muchos propietarios que tienen miedo al alquiler”, señala Moret.
Según Afrucat, “si en los últimos años hemos tenido una respuesta casi nula de las personas que están en el paro, este año no podría ser diferente”, sobre todo teniendo en cuenta el “miedo legítimo a salir de casa”. En este mismo sentido se pronuncia Óscar Moret, para quien “el decreto del Gobierno ha ayudado algo, pero no sabemos qué va a pasar a partir de junio”.
Ambos responsables coinciden en la idoneidad de regularizar inmigrantes en situación irregular. “Si, como se dice, en España puede haber unas 800.000 personas en situación irregular, ¿por qué no se ha comenzado por aquí?”, se pregunta Manel Simón, que felicita a Italia por haber tomado ya esta decisión.