Martínez ha señalado que todos los cultivos de alcachofa que se encontraban en la margen izquierda del Río Segura se perdieron por completo debido a las lluvias torrenciales y al agua que se acumuló en los días posteriores. De esta forma, quedaron afectadas unas 1.200 hectáreas y más de 15.000 toneladas (el 60% de lo que se produce cada año en la comarca) provocando pérdidas para los agricultores por valor de 9 millones de euros.
A todo ello, hay que sumar el lucro cesante derivado de toda la labor del sector como los almacenes, la industria conservera, las subastas, las compañías de semillas, plantas y fitosanitarios así como las empresas de transportes y envases que vieron muy mermada su actividad como consecuencia de la escasa actividad en el campo.
El verdadero drama, tal y como ha comentado el presidente de Alcachofa de la Vega Baja, es que más del 90% de los agricultores de hortalizas no tienen sus cultivos asegurados debido al elevado coste de las pólizas y a la poca cobertura que ofrecen las mismas y, por tanto, lo han perdido todo. Se encuentran en una situación límite y no han recibido ningún tipo de ayuda porque uno de los requisitos es que tengan asegurada su producción.
Al respecto, Martínez ha pedido ayuda y soluciones para estos agricultores que son la base esencial de la huerta, el pilar fundamental de un símbolo de la comarca y el gran motor socioeconómico de la Vega Baja.
“Tender la mano y ayudar a miles de familias que lo han perdido todo es solo cuestión de voluntad política. Se puede buscar la fórmula para no dejar atrás a los agricultores y aplicar medidas extraordinarias para desastres de magnitudes excepcionales”.
En este sentido, Diego Martínez ha solicitado una respuesta con ayudas directas que sean capaces de solucionar un problema de tanta magnitud así como apoyo de cara a los gastos e inversiones de próximas campañas y un plan de promoción para incentivar el consumo de productos de la huerta de la Vega Baja.
El presidente de la Asociación de la Alcachofa de la Vega Baja ha apuntado que es clave que las decisiones se tomen cuanto antes porque ha pasado un año y medio y todavía seguimos arrastrando las consecuencias de la DANA.