Tiene 59 años y preside desde hace siete Agriten, la tercera organización de productores de plátano de Canarias. Pero es la única mujer en la junta de gobierno de su entidad. Lleva 40 años trabajando en el sector platanero, desde la época en la que las mujeres sólo estaban presentes en la recolección de la fruta y en el empaquetado. Hoy en día, según sus palabras, «seguimos estando mayoritariamente en los puestos menos valorados». Mari Carmen tiene claro que la batalla de los puestos técnicos y medios de las organizaciones se ha ganado en gran medida, así es de hecho en su empresa, pero «queda mucho camino para alcanzar las cúpulas de las empresas». Ella sí ha roto este techo de cristal, con las dificultades de conciliación de quien fue madre a los 20 años. «Las mujeres ayudamos a las mujeres a conciliar de generación en generación. A mí me ayudó mi madre y ahora yo ayudo a mis hijos». Empezó a trabajar muy joven, cuando estudiaba perito agrícola, hasta ir escalando puestos en varias empresas del sector.
«Se ha ganado la batalla de los puestos técnicos, pero queda mucho camino para alcanzar las cúpulas empresariales»
Desde su posición, ¿como valora el actual papel de la mujer y su evolución en el sector hortofrutícola?
Cuando yo empecé en esto hace 40 años la verdad es que las mujeres sólo estaban en las fincas o en el empaquetado. Y poco a poco empezaron a incorporarse en labores de administración, técnicas y de gerencia. Ahora, en Agriten, todos los técnicos son mujeres. Sin embargo, en la junta de Gobierno la única mujer soy yo. Hay un cambio porque la mujer está cada vez mejor formada, cada vez hay más técnicos agrícolas mujeres, pero lo difícil es llegar a las cúpulas. También en la asociación que nos representa, Asprocan, no hay ninguna mujer en el comité ejecutivo. Como vemos, es un mundo de hombres.
¿Ve este sector más hostil que otros para el desarrollo pleno de la mujer?
Yo creo que sí, es especialmente hostil. La mujer siempre ha hecho el trabajo manual, el más duro. Pero luego vemos como es muy difícil ascender, siempre había hombres para cubrir los puestos más altos. Y también es cierto que se trata de un sector donde la mujer tenía más una mentalidad de quedarse en casa y dar un paso atrás.
¿Qué cree que aporta la mujer a la gestión de las empresas?
Las mujeres aportamos serenidad, somos más resolutivas y dialogantes. Pienso que los hombres tienen más testosterona y se enfadan antes. Y se enconan más los temas, las mujeres somos más de buscar soluciones. El carácter conciliador que tenemos las mujeres creo que es muy útil en el mundo de la empresa.
«Las mujeres ayudamos a las mujeres a conciliar de generación en generación»
Muchas cooperativas y empresas ponen en marcha planes de igualdad por ley, qué opina de estas medidas? ¿Qué otras actuaciones echa en falta para avanzar en este camino?
Lo veo muy necesario, todo lo que se haga para que la desigualdad se elimine es muy positivo. Debe existir una protección por parte de los poderes públicos y de la Seguridad Social para proteger y ayudar a que una mujer no frene su potencial profesional. Y que a la vez no tenga porque renunciar a formar una familia si es lo que quiere. En cuanto a la conciliación de la vida personal y profesional, lo curioso es que las mujeres ayudamos a las mujeres de generación en generación. A mi me ayudó mi madre a cuidar de mis hijos y ahora yo hago lo mismo en lo que puedo con mis hijos con respecto a mis nietos.
«Seguimos estando mayoritariamente en los puestos menos valorados»
Romper el techo de cristal y alcanzar puestos de responsabilidad como el suyo no es fácil para las mujeres, ha sentido estos obstáculos en su carrera?
Siempre que llegas al mundo laboral parece que tienes que demostrar el doble. Y ya se sobreentiende que tienes menos capacidad o que eres más débil y que necesitas protección. Quizás esto ya no sea tan palpable, pero sí lo era cuando yo empecé, por la mentalidad de mis compañeros de generación.
¿Cree, como se afirma en diferentes ámbitos, que los avances en igualdad de los últimos años pueden verse amenazados?
Yo estoy muy preocupada y creo que hay que estar muy atentos para que no se den pasos atrás. Las cosas se consiguen muy lentamente a base de mucha educación y cambio de mentalidad, pero también creo que de un zarpazo y rápidamente se tira todo abajo. Así que tengo miedo y apoyo rotundamente que la sociedad se movilice para que eso no ocurra.