Manifiesto sobre el agua en las provincias de Málaga y Granada
El pasado viernes 22 de noviembre de 2019 en Torre del Mar, Málaga, se produjo una importante reunión de todo el sector agroalimentario tropical, comunidades de regantes y demás entidades asociativas relacionadas. Os dejamos su manifiesto:
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«Es evidente para todos los que aquí vivimos, que sumamos ya varios años con menos lluvias de lo normal que están agravando el déficit hídrico que sufrimos en nuestras comarcas. También es cierto que las necesidades de agua no se reducen por firmar decretos con recortes, silenciar las solicitudes de concesiones o negar los derechos de los regantes, esto solo se consigue con obras de infraestructuras y medidas de ahorro eficaces; Y es que la administración no puede seguir mirando para otro lado esperando simplemente a que llueva y seguir incumpliendo sistemáticamente lo dispuesto en sus propios planes hidrológicos; sucesivos planes vigentes que daban inicialmente 7500 o 7000 metros cúbicos por hectárea y año y ahora dan, sin mayor justificación, 5300 metros cúbicos por hectárea y año. De esa escasa dotación actual, el año pasado recortaron hasta los 4000 metros cúbicos y este año hasta los 3000 metros cúbicos, con esa dotación no se puede asegurar la viabilidad y el futuro de nuestros cultivos.
Esta situación declarada como excepcional y prolongada en el tiempo, es consecuencia de la mala gestión de la Administración. Quien tiene las competencias exclusivas sobre el agua en la Cuenca Mediterránea Andaluza es la propia Junta de Andalucía, la de antes y la de ahora. Hemos visto pasar otros períodos de sequía sin que se haya hecho absolutamente nada, hemos visto pasar los años y estamos igual. Y es que, hasta el momento y sin ningún tipo de ayuda, los agricultores han echado mano de otras fuentes para suplir la falta de suministro desde los sistemas reguladores, hoy en día, esas fuentes también se están agotando.
La primera fuente alternativa de agua para riego son las aguas subterráneas, ahora mismo, los pozos de los acuíferos y subalveos costeros de Málaga y Granada se están secando y salinizando. Además, el coste energético y económico de la elevación del agua de riego desde los pozos es enorme sin que se doten, o se paguen, ayudas específicas para la instalación de energía fotovoltaica. La segunda fuente alternativa son las aguas recicladas o regeneradas, que no se están concediendo a los regantes porque no hay tratamiento terciario o simplemente no funciona en muchas de nuestras depuradoras. Sin embargo, todos los años se devuelven a Europa fondos de financiación destinados a obras de depuración que no se ejecutan.
Por el contrario, la Administración sigue mostrando una total pasividad e incapacidad, ajena por completo a las acuciantes necesidades del sector que desde hace mucho tiempo lleva presentado propuestas y demandando las posibles soluciones.
Es imperativo que se termine la evaluación ambiental del proyecto de Béznar-Rules en Granada y se haga la encomienda de su proyecto de ejecución. Y es que el pantano de Béznar cerró sus compuertas en 1986 y el más reciente, el embalse de Rules, las cerró en 2005 sin que hasta hoy se hayan ejecutado las tuberías de distribución para que pueda llegar el agua a los regantes, simplemente la están tirando al mar. Reivindicar la ejecución del Proyecto de emergencia de la margen derecha del Guadalfeo, redactado por la Junta de Andalucía en 2012, 8 kilómetros de tubería desde Molvízar a Almuñécar conocido como “tubería negra”.
Se prometió hasta la saciedad la puesta en funcionamiento, casi inmediata, de los pozos del río Chillar para el abastecimiento humano, con lo que se ahorraría agua para el riego. Igual consideración valdría para los pozos de Fahala y la Aljaima en el caso de Málaga y sigue sin hacerse nada.
Es necesario y urgente dotar a todas nuestras depuradoras de sistemas terciarios eficaces que permitan el riego con estas aguas regeneradas de inmediato. Se ha pedido desde siempre, que las aguas regeneradas, mientras no fuera posible concederlas a los regantes que ya las han solicitado, se viertan en las cabeceras de los ríos para recarga de acuíferos y no hacerlo como se hace en el mar para desperdiciarlas. Esto es lo que se hace en grandes ciudades del interior como Granada, Jaén, Córdoba o Sevilla que vierten sus aguas tratadas a los ríos, sin embargo, esta posibilidad se nos niega a los regantes de Málaga y Granada.
Por parte de la Administración no se aprueban ni se tramitan las concesiones de aguas a comunidades y particulares que las solicitaron o las solicitan en la actualidad, eternizándose los trámites durante años o recibiendo el silencio administrativo como única respuesta, esta situación impide que se puedan pedir ayudas o créditos para acometer obras de inversión o mejora por parte de los regantes.
Se sigue prometiendo, sin que se concreten, las obras de ampliación y mejora de una conexión suficiente a efectos de suministro urbano entre la costa occidental y la costa oriental, de tal forma que la presa de la Concepción o sistemas del Guadalhorce pudiesen suministrar agua a la población de la costa oriental mientras ello fuese posible y existiesen excedentes y en sentido contrario cuando fuese necesario.
No existe un correcto mantenimiento de los túneles de trasvase al pantano de la Viñuela y las represas de captación, ni se ha desatorado el túnel del río Rubite, es una impresión generalizada, cuando no certeza, que al pantano de la Viñuela no entra el agua que podría o debería entrar porque no tiene por donde hacerlo.
Por todo ello, los agricultores demandamos la necesaria comprensión y solidaridad del resto de la sociedad, conscientes de que, si no llueve, las restricciones al riego aumentarán, sin que se tome ninguna medida o restricción respecto al ahorro en el abastecimiento humano y urbano. Tenemos que entender y asumir todos que una hectárea de aguacate no consume más agua que una hectárea de cítricos, sin embargo, los agricultores del sector tropical nos sentimos cada día más perseguidos, cuando no atacados y vilipendiados en muchas ocasiones por la Administración y algunos medios de comunicación y sectores muy concretos de la sociedad.
Igualmente, la sociedad debe conocer el esfuerzo de inversión que han hecho los agricultores en las dos últimas décadas para mejorar y modernizar sus instalaciones de riego, se ha conseguido una eficiencia total con el riego localizado por goteo en tropicales y hortícolas. No existe el despilfarro de agua en nuestra agricultura y si hemos aumentado las superficies de riego, con el mismo o menor volumen de agua que teníamos porque evidentemente no llueve más, es porque regamos más eficientemente.
Nuestros conciudadanos deben saber que, llegado el último momento y al borde del desastre, la Administración justificará e intentará vender las bondades y la necesidad de aplicar un decreto de sequía, argumentando que con ello se dotarán económicamente las medidas extraordinarias necesarias para acometer obras de emergencia. Nuestros vecinos deben saber también que esas obras, de ejecutarse, no serán nunca para el agua de riego, sólo paliarán la situación para el abastecimiento humano, condenando al sector agrario a su total desaparición.
Por el contrario, los agricultores han manifestado siempre su compromiso con la gestión responsable del agua y la financiación solidaria de las obras necesarias para tenerla. En este punto es inevitable la comparación con otros países como Israel, Estados Unidos o Australia donde sus gobiernos consideran el agua como un bien estratégico, que se ha de repartir y movilizar dentro del territorio, unos gobiernos que invierten en infraestructuras hidráulicas y cobran después el agua a los consumidores finales, los regantes, al precio justo y necesario PARA CUBRIR EL COSTO DE DICHAS INVERSIONES.
La importancia económica del sector agrícola, y de los cultivos tropicales en particular, para la economía andaluza es muy importante, para nuestra economía local y comarcal es vital, por su facturación neta y por su capacidad de generación de empleo directo e indirecto, dentro de una economía y sociedad a la que no le sobran las oportunidades de desarrollo y donde algunos todavía se empeñan en seguir viviendo de la agricultura.
Está claro que hay que reducir el consumo, pero también hay que repartir las responsabilidades y las consecuencias para todos, cuando se produzca el desastre o cuando se genere la movilización de los ciudadanos regantes será tarde. Pedimos el compromiso de todos los sectores de la sociedad, turismo, industria, comercio, educación, en el apoyo a un sector tan importante para las comarcas de la costa de Granada y Málaga y en la reclamación de las inversiones y obras necesarias y prometidas por la administración. Y a nuestra clase política, que no vengan más a hacerse fotos junto al sector agrícola, que nadie los recibirá hasta que no traigan propuestas con soluciones.
Por último recordar a todos que el sector agroalimentario fue quien salvó a estas comarcas en tiempo de crisis y que hoy día es el motor económico de ellas.»