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«Los invernaderos, el sistema más sostenible para alimentar a una población en crecimiento»

El II Congreso Inversolar ha tenido más de 4.000 visualizaciones a través de Youtube y ha generado un impacto en redes sociales de 3,2 millones.

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El II Congreso Inversolar Ideas bajo plástico terminó el pasado viernes tras dos días de interesantes y constructivas ponencias en las que los invernaderos solares se han confirmado como el modelo agrícola más sostenible y eficiente que existe y el que tiene un mayor potencial para alimentar de forma saludable a una población en continuo crecimiento.

“Estamos frente al importante reto de alimentar en 2050 a más de 10 billones de personas y tenemos que hacerlo en un entorno donde cada vez hay menos tierra cultivable y donde la protección y el respeto al medio ambiente es prioritario. Para lograr este reto sin precedente en la historia debemos hacer uso de la ciencia, la tecnología, la innovación y la cooperación internacional. Los invernaderos solares, sin duda, la mejor forma de cumplir con este reto”, afirmó Simona Caselli, presidenta de la Asamblea de las Regiones Europeas Hortofrutícolas (AREFLH), organización que, junto a APROA y Hortiespaña, participan en el programa de promoción Cutesolar: cultivando el sabor de Europa en invernaderos solares, organizador del Congreso.

El II congreso Inversolar ha reunido a científicos de diferentes nacionalidades que, a través de sus intervenciones, han roto una lanza en favor de la agricultura bajo abrigo y han desmontado los prejuicios que existen en torno a este modelo agrícola. “Contrariamente a los que se cree, utilizar tecnología permite producir de manera más eficiente, más respetuosa con el medioambiente y a precios más competitivos”, ha reconocido José Miguel Mulet, catedrático de bioquímica y biología molecular. Una idea secundada también por el divulgador alimentario Anthony Warner, “el futuro de la subsistencia pasa por una alimentación equilibrada con una amplia variedad de frutas y verduras de calidad y a precios competitivos. Tenemos ante nosotros el reto de producir más con menos suelo cultivable y eso requiere tecnología, intensificación y sostenibilidad. Y los invernaderos solares son un buen ejemplo de ello”.

La tecnología aplicada en su interior es tan puntera y de tan alto nivel que, incluso los invernaderos son prácticamente la única opción para producir alimentos en los futuros viajes espaciales, gracias a que su atmósfera protectora permite controlar las condiciones de los cultivos hasta el mínimo detalle y optimizar al máximo los recursos”, ha afirmado el divulgador científico, Nahum Méndez.

Según datos facilitados por Ismahane Eluoafi, científica jefe en la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), de media, los invernaderos multiplican por 5 la productividad del suelo y por 7 la optimización del agua de los cultivos al aire libre. Además, “proporcionan seguridad alimentaria, gracias a ellos se está logrando mitigar los efectos del cambio climático, realizan un uso eficiente de los recursos y tienen un impacto social importante, ya que generan puestos de trabajo y mantienen a la industria auxiliar de la agricultura”.

Mitos versus realidad

“Debemos rendirnos a las evidencias científicas y no dejarnos llevar por los prejuicios a la hora de juzgar. Los invernaderos han sido muy demonizados, pero si analizamos la racionalidad de esas críticas veremos que gran parte de ellas son infundadas o carecen de consistencia”, ha reconocido la divulgadora científica Deborah García Bello. Uno de esos mitos en los que solemos caer es en desaprobar todo lo asociado al plástico, “el plástico, al igual que otros materiales estrella de otras épocas ha aportado infinidad de beneficios a nuestra sociedad. Los invernaderos de plástico alimentan al mundo entero de la forma más sostenible y esto hay que contarlo con hechos y con evidencias y no utilizando argumentos que apelan a la emoción, que sí conmueven pero que carecen de coherencia”, ha concluido.

Gran éxito de convocatoria

Los organizadores se han mostrado muy satisfechos con el seguimiento de este foro. A través de Youtube se han conectado más de 4.000 personas desde distintos países. En redes sociales, el encuentro también ha generado mucha expectación: el hashtag #inversolar2021 ha tenido una repercusión de 3,2 millones de impactos y ha llegado a 723.000 usuarios únicos.

El congreso se ha celebrado en un marco incomparable: el interior de un invernadero de la zona costera de Almería. Se trata de la primera vez que un invernadero abre sus puertas para acoger un congreso, pero la ocasión merecía mostrar con transparencia qué es lo que acontece en el interior de estas sostenibles estructuras productivas.

¿Qué es un invernadero solar?

Un invernadero solar es una estructura cerrada cubierta por plásticos, a través de los cuales inciden los rayos del sol dejando pasar la luz necesaria para que las plantas mantengan la temperatura adecuada para su desarrollo en los meses de invierno, de modo que puedan realizar la fotosíntesis. En este proceso las plantas producen nutrientes a partir del CO2 que absorben del aire y liberan cantidades ingentes de oxígeno a la atmósfera. Los invernaderos solares se diferencian notablemente de los métodos productivos de otras superficies invernadas, donde sí se utilizan sistemas de calefacción e iluminación artificial a partir de combustibles fósiles que conllevan hasta un 30% más de consumo energético, más el consiguiente efecto contaminante.

Acerca de CuteSolar

CuteSolar: cultivando el sabor de Europa en los invernaderos solares es un programa impulsado por  APROA, Asociación de Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas de Andalucía, HORTIESPAÑA, Organización Interprofesional Española de Frutas y Hortalizas, y AREFLH, Asamblea de las Regiones Europeas Hortofrutícolas, con el objetivo de informar a los consumidores europeos de las características específicas de los métodos de producción agrícola en invernaderos solares, especialmente en aspectos clave como la sostenibilidad y el respeto al medio ambiente y la seguridad, calidad y trazabilidad de los cultivos.

El programa, que cuenta con una inversión total de 1,95 millones de euros, está cofinanciado por las organizaciones proponentes y la Unión Europea, tendrá una duración de tres años (2020-2022) y se desarrollará en España, Alemania y Bélgica.

 

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