La Unió de Llauradors denunció el pasado viernes que la gran distribución europea frece mandarinas del Cono Sur recolectadas hace dos meses antes que las clementinas frescas españolas, lo que evidencia que el acuerdo entre la UE y Sudáfrica es «muy nefasto para los intereses de los citricultores valencianos».
Según fuentes de la organización agraria, la falta de compras en el campo responde a una «estrategia calculada» de la gran distribución europea, que se ha decantado por la oferta de mandarinas tardías del hemisferio sur en lugar de por las satsumas y clementinas precoces españolas, fundamentalmente valencianas.
La Unió afirma que esto demuestra que la firma del acuerdo UE-Sudáfrica perjudica a los citricultores valencianos, porque en otros hemisferios ha propiciado la apuesta por variedades tardías que ahora venden en Europa y que tanto daño hacen a los productores comunitarios.
Además, indica que no se contemplan ayudas de mercado, ni se ha hecho un estudio de impacto económico, ni se ha avanzado en protocolos de exportación más exigentes en esos países, como el tratamiento en frío para garantizar que no se introduzcan plagas.
La Unió recuerda que denunció en septiembre que la suspensión voluntaria de las exportaciones sudafricanas de naranjas Valencia Late era una «mera operación de maquillaje» y desviar la atención para poder entrar otras variedades, como es el caso de ahora.
«Detrás de toda esta estrategia puede estar supuestamente el lobby citrícola sudafricano y sus posibles contactos con la distribución europea», señala La Unió, que considera un «engaño» al consumidor ofrecer de forma masiva unos cítricos que probablemente se recolectaron hace dos meses en zonas situadas «en el mejor de los casos a unos 8.000 kilómetros de distancia».
La organización agraria explica que, desde hace décadas, por estas fechas se empiezan a comercializar en Centroeuropa las primeras clementinas españolas, que los británicos aprecian de forma singular, y ahora «les tratan de colar mandarinas traídas de la otra parte del mundo, que pueden traer plagas» y cuya calidad y frescura se ve afectada por el largo trayecto.
Según La Unió, esta situación es más o menos generalizada en los lineales de las principales enseñas de supermercados europeos, pero no así en las españolas, que han mantenido la política de suministro habitual y esperado a la producción fresca valenciana.
El retraso de unas dos semanas en la maduración y la coloración de la fruta con el que ha arrancado la campaña citrícola valenciana este año, así como la falta de demanda derivada de las altas temperaturas aún reinantes en el continente, que desincentivan el consumo, ha propiciado esta situación.
La Unió afirma que esto ha sido aprovechado por los exportadores de Sudáfrica, Argentina o Chile para estirar su campaña en contraestación y dar salida a la creciente producción de mandarinas Nadorcott, Tango u Orri y otras no protegidas, como la Ortanique.
Además, asegura que el solapamiento de las producciones está afectando a la comercialización a las variedades extratempranas con mayores costes de producción, como Clemenrubí, Oronules o incluso ‘de autor’, como Clemensoon.
Fuente: Agrodiario