Se trata de un nuevo estándar global que establece un conjunto de reglas, principios y criterios que ayudan a los productores a demostrar sus prácticas de gestión de la biodiversidad, entre las cuales se incluyen medidas de protección y restauración en el campo; manejo integrado de plagas; así como un plan de gestión de suelos, nutrientes y/o aguas residuales.
De esta forma, Lidl se convierte en el primer distribuidor en implementar esta certificación que afectará, en un primer momento, a más de 250 proveedores de frutas y verduras de toda Europa, gran parte de ellos ubicados en España. En una segunda fase, y con el objetivo de abarcar a todos sus proveedores, la cadena ya está trabajando para abarcar a todos sus productores hortofrutícolas.
“Esta certificación es un avance más que pone el foco en la importancia de promover la biodiversidad e impactar positivamente en los ecosistemas”, explica la directora de RSC de Lidl España, Michaela Reischl.
“Desde hace años estamos implementando de la mano de nuestros colaboradores, modelos de producción cada vez más sostenibles tanto para las personas como para nuestro planeta, buscando así soluciones que protejan nuestro entorno e impulsen al sector de la distribución a unas mejores prácticas que nos beneficien a todos”, añade.
A través de este proyecto, Lidl vuelve a ser pionera en materia de medio ambiente, con un nuevo estándar global que complementa las normas del Global GAP para asegurar las buenas prácticas agrícolas de todos los proveedores, y que trata de poner en alerta sobre el creciente riesgo de extinción de muchas especies del planeta.
La iniciativa se ha gestionado con otras entidades internacionales con experiencia científica entre las que se encuentran la subdivisión del Instituto de Investigación de Agricultura Orgánica (FiBL), Sustainable Food Systems GmbH (SFS); el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF); Bioland; la Fundación del Lago de Constanza (Bodensee Stiftung) y la Universidad de Nürtingen-Geislingen como socios científicos.