Las frutas y verduas exóticas y étnicas llegaron a Málaga en su mayoría hace más de una década para satisfacer la demanda la población residente, ya no sólo turistas, sino también de aquellos inmigrantes que llegaron atraídos por la economía y el ‘boom’ del ladrillo. Unos con más éxito que otros han terminado por quedarse y se han convertido en habituales en los lineales de los establecimientos de las diferentes cadenas e incluso en los mercados de barrio de la capital y los pueblos malagueños. La apertura de nuevos restaurantes que han incluido en sus cartas platos elaborados con algunos de estos alimentos étnicos han terminado por popularizarlos y mostrar sus diferentes formas de elaboración. Las nuevas generaciones son también responsables de esta tendencia. Han completado sus estudios en el extranjero, son viajeros internacionales en mayor medida que las generaciones precedentes y han conocido y degustado esos productos.
Resulta clave, asimismo, el comercio globalizado y la proliferación de empresas especializadas en la importación y exportación de productos exóticos, las cuales impulsan el gusto por los sabores étnicos. Existe, además, una mayor disposición a probar nuevos platos y recetas.
Las cadenas de distribución (Carrefour, Eroski, Mercadona, El Corte Inglés, Aldi o Lidl) llevan tiempo ofertando productos frescos y elaborados, así como especias exóticas que no son autóctonas como yuca, ñame, cúrcuma, jengibre, mamey, zapote negro o incluso la malanga, además de papaya, pitaya, longan, lichi, carambola, lúcumo, maracuyá, así como plátano macho, por no hablar de otros elaborados como fideos de arroz, cuscús, salsas de soja de todo tipo, vinagre de arroz, carnes con el certificado Halal, aceites de sésamo, harissa o tahina. De hecho, hay en Málaga empresas especializadas en productos de importación que ofertan frutas y verduras de todas las procedencias del mundo, incluso a nivel mayorista.
Los agricultores malagueños no han permanecido ajenos al fenómeno dede las frutas y verduras exóticas. Hay productores que llevan tiempo apostando incluso por el cultivo de algunas frutas y verduras pensando precisamente en esos nuevos sectores de población, ya no sólo malagueña, sino española y europea. Sobre todo en los casos en los que el clima de la provincia lo permite. Algunos de esos nuevos productos se vislumbran como alternativas a otros cultivos tradicionales para los productores malagueños.
¿Pero qué productos se han quedado en el campo malagueño y se están comenzando a producir? La lista es sorprendente.
Pak choi
(‘Brassica chinensis’). Se trata de una verdura oriental rica en vitaminas A y C, cuyo sabor se asemeja al cardo o la espinaca. Es pariente de la col, de hojas verdes y tronco blanquecino. La población asiática implantada en España la demanda; de hecho, la consideran una verdura china. Con el tiempo empieza a ser descubierta también por el consumidor español. Hay agricultores malagueños que llevan varios años cultivándola. La planta no llega a superar el medio metro de altura y se ha ganado la fama de alimento sano, ideal para perder peso, ya que no aporta grasas y es de fácil digestión. Se cultiva en China, Corea, Vietnam, Filipinas y Japón, y más recientemente en Europa. El Perelló (Valencia) exporta cada año cerca de 3.000 toneladas de verduras chinas a media Europa.
Physalis
Ha sido objeto de ensayos incluso por parte del Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea (IHSM) La Mayora y ya empieza a ser cultivada con fines comerciales por parte del algunos productores de la Axarquía. Su nombre científico es ‘Physalisperuviana L’. Es el fruto de la uchava, un arbusto de la familia de las salonáceas que comparte característica con la patata, el tomate y el tabaco. El fruto es conocido también como uvilla, alquequenje, aguaymanto, tomate silvestre o tomatillo. La fruta es una baya pequeña, redonda, carnosa, amarilla y dulce. Puede tener entre 1,25 y 2 centímetros. Es originaria de América del Sur y se toma sobre todo en ensaladas y en repostería.
Sayote
La planta es la chayotera (‘Sechium edule’). Es una curcubitácea. Su fruto se conoce como chayote, sayote e incluso como ‘papa del aire’. En Cataluña hay quien le llama patata de la China y en otros lugares de España es conocida como ‘papa del moro’. En Canarias se cultiva desde hace años, aunque son originarias de Centroamérica. Los principales productores son México, Costa Rica y Guatemala, pero destaca también la India, China, Italia y las zonas más cálidas de Estados Unidos. También comienza a ser cultivada en Málaga. De la chayotera se consumen también sus hojas, sus tallos y sus raíces, generalmente hervidos y cocidos, pero de esta planta trepadora lo más apreciado es el fruto, comestible hasta su semilla. El fruto tiene un color que va del verde oscuro al verde claro o amarillo claro casi blanco. Pueden llegar a pesar entre 200 gramos y los dos kilos. Su sabor es una mezcla entre el pepino y el calabacín.
Quinoa
Originaria de los Andes, su consumo ha sido y es habitual entre las comunidades de la zona. Es una de las semillas más antiguas que se conocen. Sus cualidades nutritivas y saludables han hecho que cada vez se extienda más su consumo. Es fuente de fibra, proteínas, carbohidratos y grasas. Su ingestión regula el tránsito intestinal, ayuda a reducir los niveles de colesterol y de azúcar, tiene una capacidad saciante y además es considerada un «superalimento». En la provincia hay empresas que están promoviendo su cultivo como alternativa al cereal, obteniendo incluso variedades que se adaptan bien a las condiciones climáticas de lugares como la vega de Antequera. Además, están empezando a salir al mercado productos elaborados con el grano que se produce en Málaga. Este es el caso de Alsur, especializada en conservas vegetales.
Pitaya
También conocida como fruta del dragón. Es originaria de América, y se produce en países como Nicaragua, Colombia, Perú, Ecuador y México, y desde hace varios años también en distintos puntos de la provincia, por lo que en los mercados se ofrecen tanto frutas de importación como nacional. También se cultiva con éxito en provincias como Sevilla y en Canarias. La fruta de temporada producida en Málaga alcanza en el mercado cotizaciones que rondan los 8 euros por cada pieza.
Papaya
Es posiblemente una de las últimas frutas subtropicales que se están introduciendo en la provincia, donde hace varios años que hay agricultores que la producen en invernaderos. La Estación Experimental de Cajamar Las Palmerillas lleva años realizando ensayos para introducir su cultivo en Andalucía. La papaya es el tercero de los frutos tropicales en consumo y la demanda no ha dejado de crecer en los últimos años por su catalogación como producto saludable. Se produce en América Latina, India e Indonesia. En España su cultivo es normal en Canarias. También hay productores que no han dudado en apostar por su cultivo en Almería.
Lúcumo
‘Pouteria lucunma’. Es originario de Perú, Ecuador y Chile. El fruto es oblongo, frecuentemente con un ápice cónico redondeado, y está recubierto por una piel delicada de color verde brillante cuando está inmaduro. Una vez listo para su consumo la pulpa es de color amarillo-anaranjado, inusualmente seca y almidonosa, y muy dulce. Contiene de dos a cinco semillas ovales y achatadas, de color pardo oscuro, con un filum blanquecino a un lado. La Mayora está llevando a cabo ensayos para ver su adaptación al clima de la provincia.
Carambola
Es originaria de Asia, pero también se produce ya en el campo malagueño, por lo que en campaña es fácil encontrarla en los mercados de proximidad. Es conocida también como ‘fruta estrella’ debido a la forma que presenta cuando se corta transversalmente. Se consume sobre todo en ensaladas, aunque también se puede cocinar a la plancha y en postres. En la República Dominicana es conocida como ‘cinco dedos’; en Costa Rica, ‘tiriguro’; en Brasil, ‘caramboleiro’ y en Venezuela, ‘tamarindo chino’ o ‘tamarindo dulce’. Es una fruta con una forma muy bonita, de gran empleo en la decoración de diversos platos exquisitos. La estación experimental La Mayora también lleva años realizando ensayos para facilitar su cultivo en la provincia.
Lichi y longan
El lichi procede del sudeste asiático, donde se cultiva desde hace siglos. Su fruto es muy delicado y tiene una corta vida postcosecha. En Málaga hay agricultores que llevan años cultivándolo, gracias a los ensayos de La Mayora, que también está apostando por el longan, otro árbol procedente de China, Sri Lanka e India, pero que ha demostrado una gran adaptación en la provincia. El longan es más pequeño y tiene un sabor diferente, ácido, pero con tonos dulces. También es conocido como ‘ojo del dragón’ por su forma y color.
Fuente: diariosur.es