Por el momento se han llevado a cabo experimentos de distinto tipo que han conseguido reducir el desarrollo de los síntomas en ciertas situaciones, aunque en ninguno de esos casos fue posible eliminar completamente la bacteria de las plantas enfermas.
El científico de la EFSA Andrea Maiorano explicó a Efe que hay proyectos europeos en marcha en los que se están investigando también la posibilidad de usar variedades de olivos que son “más tolerantes o resistentes” a la enfermedad que, aun si se infectan, pueden “seguir produciendo”.
Una esperanza
Un motivo de esperanza frente a esa bacteria que se detectó por primera vez en 2013 en Europa, primero en la región italiana de Apulia (sur), y luego en otras zonas de Italia, Francia, España y Portugal.
Las simulaciones realizadas por la EFSA muestran que la mayoría del territorio de la Unión Europea presenta climas similares a otros en los que se ha establecido el patógeno en otras partes del mundo, aunque el mayor riesgo se localiza en el sur del continente.
Maiorano detalló que, según esos modelos, resulta “fundamental” detectar con rapidez las plantas infectadas e implementar cuanto antes las medidas fitosanitarias, desde la retirada de esas plantas hasta la aplicación de un control eficiente de los insectos que transmiten la enfermedad.Para esto último se pueden utilizar insecticidas o quitar de forma mecánica o química las hierbas que puedan alojar esos insectos vectores.
“Nuestras simulaciones científicas demuestran que las medidas actuales de emergencia fitosanitaria pueden ser efectivas si todos esos elementos se aplican rápidamente y de forma eficiente”, aseguró el experto.
En opinión de la agencia, reducir las zonas de amortiguamiento, tanto en el caso de intentar contener la expansión de la “Xylella” como en el de querer erradicarla, aumenta “dramáticamente” la probabilidad de que esta se extienda más allá de esas zonas.
Fuente: EFE Agro