El Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida Cereza del Jerte ha realizado un taller de cocina japonesa en el restaurante Peyote San de Madrid, dirigido por su cocinero Hugo Muñoz. De este modo, la Picota del Jerte ha querido homenajear a este país con el que tiene en común la admiración por el cerezo.
Para la ocasión, Muñoz ha elaborado tres platos: Mejillón de la Ría de Vigo con ponzu y pico de gallo de Picotas del Valle del Jerte; Tartar de atún rojo con Picotas del Valle del Jerte y Nigiri de salmón con miso de Picotas del Valle del Jerte y su escabeche. “La Picota del Jerte es un producto fácil de encajar en la alta cocina porque es un producto de gran calidad”, explicó el chef. “Su acidez y dulzor es muy interesante y podemos utilizarlo en muchos de nuestros platos por su versatilidad”, añadió.
“La acidez y el frescor que tiene la Picota del Jerte potencia el resto de productos, en especial los platos en frío como por ejemplo, en el caso del tartar, limpia un poco la boca de la grasa del atún”, comentó Hugo Muñoz.
El presidente del Consejo Regulador, Ignacio Montero, habló de la conexión con la cultura japonesa y su gastronomía, “ambos adoramos al cerezo y creímos conveniente fusionar la Picota del Jerte con la gastronomía japonesa”. “El cocinero Hugo Sánchez es uno de los chefs apasionados de esta cocina y el resultado de la fusión ha sido espectacular”, subrayó Montero. “El objetivo de la acción es intentar seguir transmitiendo y promocionando la versatilidad de este producto tan bueno que tenemos, que es la Picota del Jerte”, explicó.
La flor de los cerezos (sakura) representa la inocencia y la simplicidad, pero también se relacionan con la cultura samurái que las vincula a la brevedad de la vida. Estos árboles florecen durante los meses de marzo y abril, que es cuando los japoneses se reúnen en parques y jardines para el Hanami, una tradición (tan poética como tantas otras del país nipón) dedicada a la observación de las flores, especialmente las de los cerezos.
Las Picotas del Jerte son un producto exclusivo que se distingue por su sabor y dulzura. Son las únicas que se desprenden del árbol sin rabito, pero hay más características que las diferencian del resto: su textura carnosa y más crujiente, su tamaño de un calibre de menor tamaño – comprende desde los 22 a los 26 milímetros- y su sabor más dulce y su color. Su cultivo natural y su recogida y tratamiento tradicionales multiplican sus propiedades y permiten que lleguen a los mercados en el momento óptimo para el consumo.
Las variedades certificadas por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida Cereza del Jerte son: Pico Limón Negro, Pico Negro, Pico Colorado y Ambrunés, esta última, la más apreciada por ser la que más tiempo madura en el árbol al sol, y por tanto es la más dulce.
En el Valle del Jerte el cultivo de las cerezas se desempeña de una manera natural, tradicional y sin aditivos, lo que consigue que las cerezas y picotas tengan un sabor único y un altísimo contenido en vitaminas, oligoelementos, flavonoides, etc. Tras una cuidadosa selección a pie de árbol, de acuerdo a un riguroso control de calidad, sólo las mejores se identifican con el sello de la Denominación de Origen Cereza del Jerte.
Peyote San
La cocina de Peyote busca el equilibrio donde “México meets Japan”. Dos países que a pesar de su distancia geográfica se conocen en ingredientes, chiles, hierbas, encurtidos y pescados que se mezclan intensamente en un viaje gastronómico.
La parte japonesa está liderada por Hugo Muñoz, ex Kabuki y ex jefe de cocina de KaButoKaki (KBK Aravaca), donde recibió el premio de cocinero revelación de la Comunidad de Madrid en 2016.
Roberto Velázquez, mejicano y chef ejecutivo del Grupo Larrumba, dirige la parte Mex de la carta que ofrece una propuesta basada en el concepto de “compartir” y que marida con una coctelería espectacular.