Perfectamente alineados en el lineal del supermercado, los tomates de Bonnysa, uno de los mayores productores españoles, esconden un secreto. Sus productores cultivan estas plantas con mucho mimo en sus explotaciones de Alicante y Murcia. Pero cuentan con una ayuda extra. Junto a sus invernaderos, Bonnysa ha levantado tres centros de cogeneración, un sistema muy eficiente de producción de energía eléctrica idéntico al que emplean las grandes firmas cerámicas para aprovechar el calor que emiten sus hornos.
La aplicación de esta tecnología a la agricultura es habitual en países como Holanda, Francia o Bélgica, donde el sol no brilla como en España y las temperaturas son muy bajas durante la mayor parte del año. La cogeneración resuelve en parte este problema. El uso del gas natural para generar electricidad reduce la factura derivada de calefactar los invernaderos. Las explotaciones cobran, de hecho, por la energía que vierten a la red. Pero en Bonnysa han descubierto que sus ventajas van mucho más allá de las meramente económicas.
El procedimiento es simple. Los motores de combustión aprovechan el gas que se emplea para mantener los invernaderos a una temperatura constante para generar electricidad, que se vierte a la red y por la que se obtienen ingresos. El proceso resulta completamente inocuo ya que, aunque durante la combustión se produce dióxido de carbono, también se rentabiliza.
Tras depurarse con catalizadores, el CO2 se introduce de nuevo en los invernaderos para acelerar el metabolismo de las plantas. Las tomateras, que transforman el dióxido de carbono en oxígeno, aumentan su productividad y los frutos crecen más rápido y sanos porque se reduce el periodo de maduración, apunta Vidal.
Bonnysa comenzó a aplicar esta tecnología desde hace aproximadamente tres años, etapa en la que se han acreditado los efectos positivos de la cogeneración en los cultivos de tomate. Por el momento, la compañía con sede el municipio alicantino de San Juan es la única firma española del sector agroalimentario que ha apostado por introducir esta innovación en sus explotaciones.
Cuenta con tres plantas de cogeneración hasta el momento, dos en Mutxamel, en Alicante, y otra en Águilas, en Murcia, en las que ha invertido alrededor de 20 millones de euros. Pero lo cierto es que podrían venir más. «Estamos satisfechos y en el futuro no descartamos abrir más», insiste Francisco Vidal, que el pasado viernes participó en una mesa redonda sobre innovación en el sector agrícola en el marco de Forinvest.
Fundada en 1956 en Santa Cruz de Tenerife, Bonnysa es una de los principales productores de tomate de España, si bien ha diversificado hacia otras áreas de producto, entre ellas las frutas tropicales.