Las 18.915 hectáreas plantadas de patata en Castilla y León han tenido una buena nascencia y no han registrado problemas sanitarios, sin incidencias ni reclamaciones en relación con la patata de siembra.
Así lo señala Cosme Catalán, de la compañía Intersur, quien también destaca la ausencia de incidencias sanitarias, principalmente por estar siendo 2019 un año muy seco. Las temperaturas tampoco han sido muy elevadas, al menos hasta ahora, y como consecuencia el cultivo se encuentra en un estadio de desarrollo correcto.
Dentro de la Península Ibérica se está arrancando en la Región de Murcia (sobre todo en el Campo de Cartagena) y en Andalucía occidental, especialmente en el triángulo formado por Sevilla, Córdoba y Cádiz.
Eso sí, el precio que recibe el agricultor depende del tipo de patata y del destino. Este año las exportaciones han ganado importancia, hasta el punto de que es mayor la demanda externa que la producción, como subraya Catalán. En su opinión, además, ese buen comportamiento del mercado exterior está contribuyendo a que el sector funcione de forma fluida y el mercado no se colapse.
Los destinos de esa patata están fundamentalmente en Europa, en países como Alemania o el Reino Unido. Con un hito histórico en el mercado francés, que se ha visto obligado a pedir patata en otros países ante el agotamiento de sus reservas.
La obligación de importar se mantendrá en el país galo hasta que llegue la recolección, que este año se retrasará por culpa de la meteorología.
Así las cosas, el responsable de Intersur apunta que cabe ser optimista ante la campaña en Castilla y León, que no se solapará con otras zonas productivas y que en principio se desarrollará de forma ordenada. “Cabe prever unos precios positivos para el agricultor, aunque -como siempre- todo dependerá de la meteorología, de las exportaciones y de si los arranques se van iniciando de forma ordenada”, apunta.
Fuente: campocyl.es