En Andalucía, la fruta de hueso ha sido otra de las producciones que ha trasladado al mercado los efectos de unas lluvias primaverales intensas y duraderas. «Los cambios bruscos de temperatura y el agua, aderezada con una granizada, han provocado que se pierda bastante producción», explica el responsable de Frutas y Hortalizas de COAG Andalucía, Andrés Góngora.
Esos bajos rendimientos en el campo se han traducido en un pequeño incremento en el precio que recibe el agricultor (el precio en origen), «que ha visto compensada la falta de kilos con el precio», matiza Góngora. Sin embargo, en fruterías y lineales, este desequilibrio se traslada en un repunte «desproporcionado» en el precio. En algunos casos éste se ha llegado a multiplicar por cinco.
Según el Índice de Precios en Origen y Destino (IPOD) de los alimentos, que elabora COAG Andalucía, en mayo el productor de melocotón percibía 0,70 euros por kilo, mientras que el consumidor llegó a pagar 3,79 euros por el mismo kilo, un 441 por ciento más. El comportamiento de la nectarina fue similar. En origen, el kilo cotizaba el mes pasado a 0,72 euros, pero en los lineales rondaba los 3,96 euros, un 450 por ciento más.
El responsable de Fruta de Hueso de la Asociación de Empresas Productoras y Exportadoras de Frutas y Hortalizas de Andalucía (Asociafruit), José Rodríguez, considera que la variación entre origen y destino no es tan desproporcionada en comparación con otras campañas. De hecho, en el IPOD de mayo del año pasado la diferencia de lo que percibió –por ejemplo– el productor de melocotón y lo que pagó el consumidor fue de hasta un 780 por ciento. No obstante, Rodríguez reconoce que pese a ser un buen año en concepto de precios para el agricultor éste «no lo va a percibir dado que la calidad de la producción ha mermado», lo que ha provocado que la fruta envasada caiga en torno a un 20 por ciento.
A los efectos de la climatología en el campo hay que sumarles los que ha tenido en el consumo, especialmente en Centroeuropa. Abril fue un mes atípico para los termómetros de países como Alemania, donde llegaron a registrarse medias de 20 grados. «Un calor inusual para la zona que animó el consumo de frutas», argumenta Góngora. «Las importaciones se dispararon y hubo casos en los que los supermercados no tuvieron tiempo para abastecerse», asegura el responsable de Frutas y Hortalizas de COAG Andalucía.
Verduras como el tomate o el calabacín son otros de los frescos con desequilibrios comerciales. Eso sí, «no tanto por la falta de kilos, sino por los precios que recibe el agricultor», sostiene Góngora. En el caso del tomate fue principalmente por «la fuerte competencia del tomate holandés», cuya producción se ha visto favorecida por la cálida primavera. En el caso del calabacín, el problema es que el precio que recibe el agricultor está por debajo de los precios de producción. «El coste de un kilo de calabacín para el agricultor ronda los 40 céntimos, pero se lo compran por debajo de los 30 céntimos», detalla Góngora. De hecho, «muchos han arrancado el calabacín y ahora podemos empezar a tener problemas de abastecimiento», se lamenta.
Los altos precios se irán «normalizando», asegura Góngora. De hecho, «los precios en origen se han hundido». En el caso del melocotón y la nectarina la caída es del 50 por ciento. En otras frutas como la sandía, también afectada por la climatología, la merma ha sido de un 80 por ciento: al inicio de campaña empezaron cobrando 60 céntimos y ahora rondan los 0,20 euros.