La producción de caqui de esta campaña disminuirá entre un 15 y un 20% respecto de una normal debido a los graves problemas de plagas incontroladas como los Cotonets y a la falta de rentabilidad de las últimas campañas que harán mermar la cosecha, según la información de LA UNIÓ de Llauradors.
Esta reducción prevista de la producción, junto a la fruta que se quedará sin recolectar, debería repercutir en buenos precios para los productores. LA UNIÓ se mantendrá vigilante y denunciará ante la AICA todas aquellas actuaciones fraudulentas que pongan en peligro la normal evolución de una campaña que para la fruta de calidad debería de llegar a los precios de hace unos años que hicieron del caqui un cultivo de futuro.
Las condiciones climatológicas que hasta ahora eran el factor determinante para estimar la producción de la campaña, ahora ya no constituyen el factor esencial para determinar la producción actual. Esta temporada los elementos que más afectan a la producción son, por una parte, el creciente abandono de plantaciones en plena producción. El envejecimiento de las plantaciones y las técnicas de poda que persiguen una fruta de mayor calidad y tamaño no compensan, ni de lejos, la entrada en producción de las nuevas plantaciones. La cada vez menor rentabilidad y pérdidas económicas que sufren muchos productores se encuentra detrás de este abandono que provoca no solo un recorte de los ingresos, sino graves problemas fitosanitarios como consecuencia de la proliferación de plagas que afectan a toda la producción. Las cada vez mayores exigencias de calidad de las grandes cadenas de distribución no ayudan tampoco.
Por otra parte, otro aspecto que marcará la campaña es la presencia de los Cotonets “Pseudococcus longispinus” y “Pseudoccocus viburni”, que provocan el incremento de los tratamientos hasta duplicarlos y en consecuencia el aumento de los costes de producción por dos o por tres sobre lo que sería un gasto normal. “Si tenemos en cuenta que los ingresos ya son muy ajustados o incluso con pérdidas, todo hace indicar que el mal nombrado boom del caqui ya ha tocado fondo”, señala LA UNIÓ.
Las hormigas están detrás de la aparición de Cotonet, ya que son el principal transmisor de la plaga y no existen productos eficaces capaces de controlarlas, lo que hace que se expanda de forma incontrolada sin que ninguna acción sea capaz ni de controlar la hormiga, ni el cotonet, ni ninguna de las enfermedades asociadas.
Las herramientas que disponen los productores valencianos para controlar estas nuevas plagas -hace un par de años ni existían- son cada vez más limitadas. Los gobernantes, ajenos a la realidad del campo, toman decisiones incomprensibles para la mayoría de agricultores, puesto que no tienen en cuenta ni la competencia de otros países productores que sí pueden emplear Materias Activas que nosotros tenemos prohibidas, ni la realidad económica de los productores que o bien abandonan el cultivo o reducen su rentabilidad hasta la mera supervivencia. La drástica reducción del nivel de aseguramiento del caqui, principal herramienta de política agraria para compensar rentas, lo pone de manifiesto.
Desde LA UNIÓ se reclama hace tiempo la autorización excepcional de materias activas efectivas contra este tipo de Cotonets que ya se vienen utilizando en otros cultivos, como por ejemplo en cítricos o algunas hortalizas, y que tienen una eficacia considerablemente mayor que las que se usan ahora y que además ofrecería un abanico de posibilidades para no crear resistencias como hasta el momento.
La otra gran demanda de LA UNIÓ es la apuesta por la lucha biológica mediante el uso de feromonas, depredadores o parasitoides, la creación de insectarios, de forma que se controle la población de los Cotonets y otras plagas actuales a unos límites soportables que no supongan un incremento desorbitado de costes para los productores.
Eduard Esparza, responsable del caqui de LA UNIÓ, demanda a las Administraciones un mayor apoyo al caqui. “Reclamamos un aumento de los recursos para lograr soluciones rentables ante los graves problemas fitosanitarios que tiene el cultivo y mientras no lleguen las mismas conceder ayudas para mantener en pie las explotaciones y evitar el desastre económico y medioambiental que representan los campos abandonados en muchas de nuestras zonas productoras”.