Se trata del primer crecimiento después de tres años de caídas consecutivas, aunque el gasto de 93,2 millones de euros en innovación tecnológica en las compañías de agricultura, ganadería, silvicultura y pesca en 2016 dista mucho de los 155 millones que destinaron en 2007, con 168,4 millones.
La encuesta del INE distingue entre innovación tecnológica -la adquisición de tecnología para mejorar los procesos productivos- y la no tecnológica, referida a las mejoras en las prácticas de comercialización.
Manuel Lainez, director del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (Inia), reconoce que «el crecimiento es sobre puntos de partida bajos», aunque «siempre es llamativo e interesante que se crezca, porque demuestra el dinamismo que hay detrás y sobre todo el hecho de que los sectores agrarios se estén moviendo y estén encontrando nichos de mercado y eso hace que se invierta más en innovación». Ahí apunta a los sectores más dinámicos y potentes como el porcino o las frutas y hortalizas.
Lainez subraya también que «hay un número constante de compañías (150) que hacen innovación interna, es decir, que tienen sus propios centros o sus propias estrategias» y de que haya un «número importante de empresas agrarias que hacen actividades de formación en innovación para sus propios equipos», que pasan de 122 a 198.
La Encuesta del INE no solo toma el pulso a la innovación tecnológica de las empresas. Para Manuel Lainez, en innovación hay que sumar todo, la tecnológica y la organizativa. «La innovación se está produciendo en el modelo de negocio y no tanto en la tecnología que soporta ese modelo. Hay muchas empresas que están cambiando su modelo organizativo, que no necesariamente supone un gasto, para adaptarse el nuevo contexto económico, lo que está haciendo que el sector sea más competitivo».
Pese a la evolución, el porcentaje de empresas agrarias que innova (5,41%) es menos de la mitad de la media (12,75%).
Fuente: El economista