Las frutas y hortalizas son alimentos frescos que, por norma general, presentan su propio ‘envase’ natural, que es la piel, y que ofrece más o menos protección dependiendo del caso. Por esta razón, en este tipo de productos, los consumidores suelen rechazar con más intensidad los envases adicionales si no aportan un valor añadido. Esta idea es justamente la que se ha tratado de plasmar en el Proyecto de Real Decreto de Envases y Residuos de Envases, donde se hace una mención específica a este tipo de productos en esta línea.
En esta norma, por un lado, se propone la venta a granel siempre que sea posible y, por otro, se plantea el uso de envases alternativos a los plásticos, en el caso de que sea necesario envasar el producto. Asimismo, cabe mencionar que, en estos momentos, una de las opciones para distinguir las frutas y hortalizas procedentes de cultivo ecológico frente a las convencionales es el envasado de las mismas. Por todas estas razones, durante los últimos años se han ido desarrollando soluciones innovadoras y más sostenibles que permitan dar respuesta a estos requerimientos.
Una de las principales tendencias ha sido el uso de envases de cartón, presentando configuraciones innovadoras y llamativas con la idea de aportar resistencia mecánica minimizando la cantidad de material y que, además, presente ventanas o aberturas, a través de las que poder apreciar el producto. Otras de las alternativas a los envases de plástico convencionales son el uso de plástico reciclado, de modo que también se pueden encontrar bandejas tipo cesta fabricadas con rPET; o recurrir a envases tipo red, fabricados con materiales biodegradables, como el algodón. Por el contrario, el gran reto sigue siendo el pepino holandés, que presenta la problemática de la rápida deshidratación a través de su fina piel comestible y, por esta razón, se retractila con PE. En este caso, todavía no se dispone de una solución alternativa efectiva y sostenible.
Los consumidores suelen rechazar con más intensidad los envases adicionales si no aportan un valor añadido
Por último, cabe hacer una mención especial a las frutas y hortalizas de IV gama, que son aquellas que se presentan limpias y cortadas, listas para consumir. En este caso, se hace imprescindible envasar este producto con un sistema que regule su respiración y alargue su vida útil en la mayor medida posible. Con la idea de desarrollar envases más sostenibles para esta tipología de alimentos, AINIA está participando en el proyecto europeo FOX, “Innovative down-scale Food Processing in a box”, coordinado por el centro alemán DIL y en el que participan 25 socios de 9 países europeos.
El objetivo del proyecto es poner a disposición de los pequeños productores hortofrutícolas tecnologías innovadoras de procesado suave que les permitan ofrecer productos de mayor valor. De este modo, dentro del proyecto se está trabajando en el diseño de cuatro unidades móviles basadas en diferentes tipologías de procesado suaves. Concretamente, la unidad móvil orientada al procesado de frutas y hortalizas IV gama está enfocada también al desarrollo de soluciones de envasado más sostenibles y está coordinada por AINIA.