CITROSOL. ¿Siempre has querido dedicarte a la ciencia? ¿En algún momento te planteaste que el hecho de ser mujer supondría un problema para alcanzar tu sueño de ser científica?
C.M. Siempre había querido ser bióloga, pero quise dedicarme a la investigación cuando descubrí la microbiología. En mi caso ser mujer no ha sido un obstáculo, ya que he tenido la suerte de tener cerca muchos y buenos referentes femeninos durante toda mi carrera investigadora. Sin embargo, hemos de ser conscientes de que existe un techo de cristal que afecta a las mujeres en ciencia, y debemos trabajar para destruirlo y que las nuevas generaciones de niñas y mujeres no encuentren ninguna traba para desarrollar plenamente su carrera investigadora.
CITROSOL. ¿Podrías explicarnos un poco tu área de trabajo y el papel que desempeñas en CITROSOL?
C.M. En mi puesto como Manager de Microbiología soy responsable de todo lo relacionado con el control de los patógenos que causan podridos en postcosecha de cítricos y otros productos hortofrutícolas. Desde el desarrollo de técnicas microbiológicas y moleculares para la identificación del patógeno, la validación de protocolos para evaluar contaminación de ambientes, superficies o caldos de tratamiento, la puesta a punto de técnicas para determinar resistencias a fungicidas, y por supuesto el desarrollo de productos de aplicación postcosecha para el control de estos microorganismos patógenos.
CITROSOL. ¿Qué consejo le darías a las niñas que quieren dedicarse a la ciencia?
C.M. Que estudien, se formen y se dediquen a los que les apasione, sin dejarse llevar por prejuicios o estereotipos. Aún existe la creencia de que algunas áreas de conocimiento son ‘para hombres’, y esto es más acusado en ciencia. Tenemos que sacudirnos estos prejuicios, que no son ciertos y destruyen vocaciones, para que las niñas, y también los niños, puedan elegir libremente su camino. Les diría también que dedicarse a la ciencia es un reto constante, estimulante, divertido y, aunque a veces no es fácil, es muy gratificante.