Campaña
Aunque es pronto para calcular cifras, ya que no se sabrán hasta el inicio de la campaña de Hass a finales de septiembre/primeros de octubre, dependiendo de la climatología, que se está comportando de manera muy inestable en estos días, aunque “prevemos un incremento del 10% respecto del año pasado”.
En este contexto, apuntan a la cautela y planificación semanal para ir viendo la evolución del cultivo con sus agricultores, así como a la importancia de ajustar bien las planificaciones con sus clientes.
Como alternativa para futuras campañas, están trabajando actualmente en proyectos de I+D+i, estudiando variedades nuevas que se adapten mejor a los cambios climáticos y cumplan con los requisitos de sus clientes, como puede ser el proyecto Green Motion que trabajan junto a Eurosemillas y la Universidad Riverside de California.
Techo productivo
“Creemos que aún hay margen de crecimiento”, definen desde La Caña, que el hándicap del aguacate, es el agua y, aunque estamos en época de sequía, confían en que aún quedan pendientes la finalización de infraestructuras hídricas por toda Andalucía, con las que repartir, ordenar y dar un uso sostenible al agua para regadío. Como ejemplo, en Granada seguimos pendiente de la finalización de las obras de las conducciones del sistema Béznar-Rules, que canalizarían agua de riego actualmente embalsada para paliar la falta de riego en las explotaciones de subtropicales.
«Trabajamos en proyectos de I+D+i, como es el proyecto Green Motion junto a Eurosemillas y la Universidad Riverside de California»
Precios y costes
Está siendo una situación común en todas las empresas del sector, la imposibilidad de repercutir la subida de costes en el precio. La inflación afecta a los patrones de consumo de los consumidores y, si los precios de las frutas y hortalizas aumentan considerablemente, los clientes pueden optar por reducir su consumo o buscar alternativas más económicas al fresco.
“Han aumentado los costes de producción, principalmente por el aumento en los insumos necesarios en nuestra cadena”, señalan desde Grupo La Caña. Al elevado coste de la electricidad se suman envases y embalajes, logística y transporte, costes laborales y otros suministros. Además de una serie de “costes burocráticos” por el asesoramiento e implantación de todo el nuevo marco regulatorio al que se enfrentan las empresas de frutas y hortalizas. A la conocida Ley de Cadena Alimentaria se suma la Ley de Envases y Residuos de Envases, el Real Decreto de Contratos Alimentarios, las modificaciones a la Ley General de Subvenciones, la normativa respecto del uso sostenible de fitosanitarios, la actual reforma laboral y sus consecuencias directas en las empresas de manipulado y en las fincas agrícolas.
“Todo este aumento de costes repercute, indiscutiblemente, en los márgenes y somos menos competitivos”, puesto que sus clientes no pueden asumir siempre estos sobrecostes, lo que reduce la rentabilidad y genera márgenes más estrechos, incluso pérdidas económicas.
Competencia
La competencia es cada vez mayor y más agresiva en el sector de tropicales nacional, desde la empresa trabajan para mantener el equilibrio siempre a favor de la producción local, dando prioridad a las producciones andaluzas. Así lo creen y cuentan con el apoyo de sus clientes, que valoran la cercanía, el menor impacto medioambiental de estas producciones, la capacidad de respuesta y calidad que ofrecen en cuanto a plazos y maduraciones. Dado que la demanda aumenta, estamos viendo cómo se están desarrollando nuevas áreas geográficas para ampliar las producciones de aguacate, y así también lo está haciendo el Grupo La Caña, aumentando las fincas de subtropicales e incrementando el número de agricultores que producen para ellos. “Nosotros seguimos trabajando con volúmenes muy igualados a años anteriores”.
Novedades
A nivel empresa, La Caña está apostando por la transformación digital, la optimización de recursos, y la apuesta por el I+D+i, de un lado para la mejora de resultados vía elaboración de productos que aporten un valor diferenciador al consumidor final, y de otro lado, colaborando en proyectos orientados a la sostenibilidad de las producciones hortofrutícolas, la revalorización de subproductos y la mejora de las técnicas de producción, todo bajo el paradigma de la economía circular.