La firma valenciana García Ballester ha decido situar en Palma del Río una de sus centrales operativas para comercializar naranjas. En concreto, la empresa -afincada en Burriana (Castellón)- se encuentra acondicionando el almacén situado en el polígono industrial Mataché y que perteneció a Necfruit, un recinto que lleva algunos años sin actividad. La intención de su nuevo inquilino pasa por abrirlo para el inicio de la campaña 2017-2018 y las primeras estimaciones del grupo valenciano apuntan a una producción de entre 30 y 40 millones de kilos de naranjas siempre que la climatología y la demanda comercial lo permitan. «Esto puede suponer de personal directo e indirecto más de 10.000 jornadas de almacén, régimen general, y más de 25.000 peonadas en el campo. El personal va a ser en su inmensa mayoría de la zona», avanza el director de Recursos Humanos, Tomás Agost.
Esta comercializadora ha trabajado en lugares como Alcolea del Río y Sevilla durante las dos últimas campañas y también con agricultores palmeños. «Hemos decidido apostar por Palma del Río porque es un lugar de excelente producción de naranjas del Valle del Guadalquivir», anota. La intención de García Ballester se centra en «seguir creciendo como grupo en Andalucía», añade.
La idea pasa por arrancar la temporada citrícola entre los meses de septiembre u octubre con las primeras navelinas y, así «podemos llegar a trabajar incluso hasta junio con las últimas valencia, y también llegando a trabajar fruta de hueso, junto a la sandía y el melón», adelanta Agost.
Y es que, la compañía también tiene la intención de trabajar con la fruta de hueso y, el responsable de Recursos Humanos avanza que, en un principio, «se probaría con la maquinaría existente para poquito a poquito ir progresando». Para ello, actualmente se están desarrollando trabajos en la planta manufacturera porque «estamos mejorando las instalaciones desde el punto de vista tecnológico para adecuarla a las especificaciones de nuestros clientes», detalla.
Agost explica también que comprarán la naranja «en toda la zona, desde el origen». «Vamos a trabajar toda la zona del producto de Palma del Río y de las inmediaciones», afirma. Como ejemplo, indica que van a precalibrar la fruta por calidades y por calibres, «con lo que vamos a conseguir reducir un porcentaje de estrío o fruta no apta para comercializar». Se trata de una medida, continua, «con la que ganan ambas parte, el agricultor y quien comercializa». A todo ello, anuncia que la empresa también va a reducir la cantidad de productos fitosanitarios por cosecha, «lo que va a redundar en una optimización de costes y de energía».
Este paso y nuevo proyecto supone una inversión «importante» para la compañía citrícola que viene para quedarse en el municipio y emprender un proyecto a largo plazo porque «hemos decidido apostar en serio», admite. En lo referente a García Ballester, Tomás Agost concreta que es «una empresa criada», donde sus más de 110 años de historia la sitúan como la más antigua en España de este sector que actualmente permanece en funcionamiento. Un negocio de carácter familiar que está entre la tercera y cuarta generación, cuyos orígenes están ligados a las clementinas de Burriana donde se encuentra su sede principal, pero no la única dado que en Tortosa (Tarragona) también disponen de otra infraestructura de este tipo. La empresa mueve un volumen de 70 millones de kilos de cítricos exportados, 60 millones de euros en ventas -el 80% en de las exportaciones- y poseen 60 cosechas propias. Su producción llega a mercados de todo el mundo como el centro de Europa, Finlandia, Noruega, Canadá o Dubái.
Fuente: http://www.eldiadecordoba.es