El Ministerio de Agricultura destacó en un comunicado que su nueva estrategia Écophyto se sustenta en «un cambio de método» por el cual se fijan «objetivos de reducción de riesgos y de usos de productos fitosanitarios coherentes con nuestros compromisos europeos e internacionales en términos de lucha contra el cambio climático y de preservación de la biodiversidad».
Al mismo tiempo, se va a dotar a los agricultores de «los medios para esta transición con el desarrollo de métodos alternativos y el refuerzo de su acompañamiento en el cambio de prácticas».
La clave del cambio respecto al plan Écophyto precedente, que fue uno de los puntos más criticados durante las protestas agrícolas que se sucedieron a finales de 2023 y comienzos de 2024, es que Francia dejará de añadir prohibiciones de pesticidas a las que imponga la Unión Europea (UE) para evitar lo que muchos en el sector consideraban una fuente de competencia desleal.
Un primer paso en esa línea es el abandono del indicador que se ha utilizado hasta ahora en Francia para evaluar los objetivos de reducción de pesticidas.
En lugar del NODU, que medía el número de dosis de producto, se recurrirá al HRI1, que es el indicador que se utiliza en los otros países europeos, y que hace una evaluación del uso de las sustancias activas ponderadas por un coeficiente de cuantificación del riesgo medioambiental.
Ese reemplazo, que ha sido muy criticado por las organizaciones ecologistas, significa que Francia ya ha cumplido buena parte del camino en la meta para reducir en un 50 % el uso de pesticidas en el horizonte de 2030 respecto a 2011-2013, en concreto alrededor del 30 %.
Otro de los grandes pilares del nuevo plan es que Francia no aplicará nuevas prohibiciones a menos que se ofrezca una alternativa a los agricultores, es decir, un producto o una práctica que sea equivalente en términos de eficacia que el tratamiento que tenga que ser suprimido.
Aunque se ha excluido volver a autorizar pesticidas que ya estén proscritos, el Gobierno francés ha empezado a organizar desde el mes de marzo reuniones para buscar, junto con el resto de Estados de la UE, «soluciones a corto plazo» para las «situaciones de distorsiones» que han denunciado que sufren los agricultores franceses.
Según el Ministerio, ese trabajo ya ha permitido identificar algunos mecanismos de acción para ciertos cultivos este mismo año.
El nuevo Écophyto 2030 se articula en torno a cinco ejes de acción, empezando por una aceleración de la investigación para dar con alternativas para reducir el uso de sustancias activas autorizadas y por un mayor despliegue sobre todo de las llamadas «soluciones agro-ecológicas».
El plan contará con una partida de 250 millones de euros anuales durante tres años, de los cuales 150 millones serán para la investigación de alternativas. A eso se añadirán 300 millones de euros del plan Francia 2030.
El ministro de Agricultura, Marc Fesneau, resumió la filosofía del plan subrayando que «el nuevo método puesto en marcha en la estrategia Écophyto 2030 permite profundizar en nuestro compromiso resuleto en favor de una agricultura competitiva más sobria en fitosanitarios, más respetuosa con el medio ambiente y con nuestra salud».