Hoy día 9 de septiembre se conmemora el “Día de la Agricultura” y desde la ONU, animan a las empresas del sector a hacer un esfuerzo por apostar por la innovación y la digitalización en sus explotaciones. Según fuentes del MAPA, el sector agroalimentario español está constituido por unas 900.000 explotaciones agrarias y más de 31.000 empresas alimentarias de las que el 95% son PYMES y el 80% cuentan con menos de 10 trabajadores. El sector representa el 9,6% del PIB y desde un punto de vista social, en el medio rural se sitúan el 84% de las explotaciones, aunque sólo reside el 16% de la población.
Con este contexto nos preguntamos: ¿cómo se puede animar a las PYMES a apostar por la digitalización sin que les suponga un gran coste?¿De qué manera este sector, que es uno de los más importantes a nivel económico nacional, puede atraer a población y acabar con la España Vaciada? No tenemos la solución definitiva para esas preguntas, pero proponemos opciones como el uso y la aplicación de la teledetección en los cultivos. La conocemos de la mano de Sergio Veléz Martín, ingeniero agrónomo y doctorando del Instituto Tecnológico Agrario de Castillo y León.
La teledetección es una ciencia que permite evaluar las propiedades de los productos sin tocarlos, a través de la luz que llega de los objetos se puede saber sus características, la cantidad de vegetación que hay en un área, conocer el NDVI (Índice de Vegetación de Diferencia Normalizada), “uno de los índices vegetativos más utilizados en agricultura”, explica Vélez. Además de saber si la planta tiene falta de agua, se está muriendo o tiene algún tipo de problema y/o plaga.
Aunque se realizan prácticas con drones, en las empresas que así lo contratan, lo cierto es que la Unión Europea pone a disposición de todo aquel que lo quiera, imágenes a través de sus satélites. “Es cierto que la precisión es inferior a realizarlo con drones, pero puede ser un primer paso”, confirma. Cuánto más cerca, más precisión, ya que la resolución es de 10 por 10 y cada pixel analiza entre 30 o 40 plantas. “Hemos desarrollado una herramienta gratuita, Sativum, en la que los productores pueden compartir los datos de su parcela y recibir información sobre los indicadores vegetales y la evolución de sus cultivos”.
Este tipo de tecnología así como la digitalización y automatización de los procesos, requiere formación de los productores, pero también mano de obra cualificada que sepa como utilizar estos datos. Por lo que, “su aplicación supone una muy buena oportunidad para atraer a estos perfiles de población a vivir y trabajar en las zonas rurales”.
Desde el Ministerio además confirman que existen dos handicaps por los que la digitalización del sector puede ser una realidad no muy lejana. “Hay tecnologías habilitadoras que pueden ser adaptadas a las especificidades del sector y hay disponibilidad de tecnologías accesibles”, afirman en el último informe publicado por el MAPA, ‘Estrategia de digitalización del sector agroalimentario’.
Está claro que la digitalización es el presente, pero sobre todo el futuro del campo, y como hemos visto, su uso no tiene porque ser costoso ni suponer una gran inversión para el productor. Hay que sentarse a buscar opciones y aprovechar los recursos que se facilitan desde las instituciones y con los que se podrá avanzar y ser más rentables.