Empezar un año es siempre, para nosotros, una inyección de ilusión, energía y ganas de afrontar nuevos retos. Aunque sufrir otra vez los efectos del COVID-19 a final de 2021 nos ha vuelto a poner en alerta, sobre todo por la incertidumbre que origina en los mercados, con restricciones en diferentes países de Europa y cambios en el nivel de consumo de la población, cada vez más cansada de esta situación.
Por si fuera poco, nos encontramos este año con el factor de subida masiva de costes que estamos sufriendo todos y que está trastocando fuertemente los planes programados a corto/medio plazo, pues hay casos en los que la situación se vuelve insostenible para poder sacar adelante la producción. En este aspecto, creo que debemos ser justos y honestos con nuestros clientes y colaboradores, pero también con nosotros mismos, y buscar un precio que sea rentable. Para ello, hay que tener en cuenta que, como la planificación de nuestros cultivos se hace a medio/largo plazo, debemos trabajar desde el principio en ser capaces de reorganizar, optimizar costes y tener la seguridad de que estamos haciendo las cosas de forma adecuada y responsable.
Trabajar estrechamente con nuestros colaboradores se hace necesario para mantener nuestros negocios lo más sanos posibles y es una de nuestras prioridades para el nuevo año, junto con la de proteger a nuestro personal ante la nueva ola de contagios.
En el tema de costes, debemos ser justos y honestos con nuestros clientes y colaboradores, pero también con nosotros mismos
El futuro apunta a una situación angustiosa, porque a todas las medidas que ya tuvimos que adoptar durante la primera ola de la pandemia y cuya mayoría se han quedado fijas en las empresas, se suma ahora una nueva ola y una subida de costes en todo lo que necesitamos para poder producir, envasar y comercializar nuestros productos.
Y todo ello viene con una escasa capacidad de negociación, puesto que son los proveedores los que imponen las normas. Y con la difícil tarea de repercutir dichos costes a nuestros precios, lo que atañe a su vez a nuestros clientes y, finalmente, al consumidor final. Además, la dificultad ya no es solo por la subida de costes en sí, sino también por la incertidumbre de lograr tener la materia prima necesaria en tiempo y forma, así como cumplir con los plazos de entrega, la tensión financiera que provoca tener stock en muchos de los materiales del día a día, etc…
Creo que una normalización a nivel mundial de la situación de pandemia haría que todo se regularizara. Aun así, habrá materias primas que volverán a su coste normal, pero a otras les costará recuperar los niveles anteriores.