La Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) ha trasladado al Gobierno una petición para que, con todas las garantías de seguridad sanitaria, permita el uso del agua reutilizada en la industria de alimentación y bebida para las labores de limpieza de las superficies, objetos y materiales que puedan estar en contacto con los alimentos.
FIAB ya ha dirigido esta solicitud a Presidencia del Gobierno, así como a los ministerios de Agricultura, Pesca y Alimentación; Transición Ecológica y Reto Demográfico; Consumo; y Sanidad, entre otros organismos.
Medida aprobada en Francia
Una medida similar a la que solicita la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas acaba de ser aprobada en Francia, donde se estima que la reutilización y el reciclaje del agua permitirá ahorros muy significativos en la industria agroalimentaria, del orden del 20 al 25% de la extracción de agua.
“Creemos que dentro de la administración existe una posición mayoritaria favorable a la reutilización, pero hay un problema de competencias y no se acaba de aprobar una medida que cuenta con todas las garantías de seguridad y que solo en el sector de alimentación y bebidas se estima que supondría un ahorro de agua de un tercio del consumo total”, afirma Mauricio García de Quevedo, director general de FIAB.
El sector respalda el uso industrial del agua regenerada en aquellos casos en los que este uso sea técnicamente viable. Dichas condicionantes técnicas atenderán a la disponibilidad del recurso (tras el aseguramiento del caudal ecológico), cercanía (aguas arriba y próximo), aseguramiento de su calidad (concentraciones de materia orgánica controladas) y uso ulterior que asegure las condiciones higiénico-sanitarias pertinentes.
El sector industrial en su conjunto lleva muchos años trabajando para impulsar un consumo sostenible del agua. Teniendo en cuenta la inversión en I+D+i realizada en las últimas décadas en España, lo que ha conllevado que nuestro país sea líder en tratamiento y regeneración de agua, sorprende que el uso de agua regenerada siga estando limitado a actividades con escaso retorno económico, como su uso en jardines o como agua de baldeo (del cual solo un 12% se dedica al sector industrial).