Francisco José Castillo Díaz – Analista de Plataforma Tierra
Las noticias sobre el consumo de agua son abundantes tanto en la prensa especializada como no especializada. La razón es clara: es un insumo escaso, que genera y generará conflictos por el bajo acceso que presentan algunos territorios a ella, y donde los periodos de sequía reducen en gran medida su disponibilidad.
Ante la diversidad de noticias y con el objetivo de diferenciarse de la competencia, los medios de comunicación pueden utilizar ciertos titulares llamativos que pueden no reflejar la verdad sobre un sector, influyendo, por tanto, en la opinión pública.
El regadío en España
En este contexto, el diario El País ha publicado una noticia bajo el titular “El 2 % de españoles gasta el 80 % del agua”. Tratando en él la sequía que azota a España y el consumo de agua que se realiza en la agricultura.
Hay tres cosas innegables: España, al igual que otras zonas de Europa, se encuentra en un periodo de sequía, el consumo de agua en España que realiza la agricultura es del 80,4 %, y que el regadío español al igual que el europeo, asiático, americano o africano necesita de las nuevas tecnologías para mejorar su eficiencia.
Según cifras oficiales el regadío español ha reducido su consumo de agua en un 29,9 % entre 2000 y 2018. Aunque tal y como se indica en la noticia es necesario sustituir los sistemas de riego por gravedad por otros de mayor eficiencia, además de implementar las nuevas tecnologías digitales para continuar con dicho descenso.
La cuota compartida
Sin embargo ¿es cierto que el 80,4 % de los recursos hídricos de España los consumen los 914.871 titulares de explotación españoles? La respuesta es clara y contundente: NO. Los alimentos que producen dichos agentes no son para consumo propio.
El agua que utilizan los operadores agropecuarios es para poder satisfacer la demanda de alimentos y fibras que requiere tanto la población de España como la europea. Con lo que salvaguardan la soberanía y la seguridad alimentaria de dichos territorios.
El 80 % de los recursos hídricos del país se utilizan para satisfacer las demandas de alimentos de la población
Porque sí, es necesario recordar que España es uno de los principales exportadores de alimentos a la zona euro. Países que dependen de los alimentos que se producen en los campos y granjas españolas.
Por lo tanto, no puede achacarse que los agricultores y los ganaderos de España consuman de manera directa el 80,4 % de los recursos hídricos españoles.
¿Por qué no se incluyen en dicho consumo a otros agentes de la cadena de valor agroalimentaria que se benefician de los alimentos producidos por el 2 % de la población española, caso de la industria de transformación, la comercialización y la distribución?
¿Por qué no se incluye en dicha demanda hídrica a los consumidores que son quienes utilizan los alimentos producidos por los agricultores y los ganaderos españoles?
La huella hídrica alimentaria debe repartirse entre los operadores de la cadena de valor agroalimentaria y los consumidores. Los primeros por producir, transformar, comercializar y consumir los alimentos y los segundos por utilizarlos para la su propia alimentación.
La huella hídrica de la producción de alimentos es generada tanto por los agentes de la cadena de valor como por los consumidores
A la hora de comunicar ciertos mensajes que pueden crear una mala imagen de un sector, solo y por el mero hecho de producir alimentos para alimentar a la habitantes de un país de una comunidad internacional, deben expresarse sin que de ocasión al error.
Con la reflexión realizada no quiere decirse que no se requiera de mayores esfuerzos para ejecutar una política del agua que lleve a mejorar tanto la eficiencia como el consumo del agua en cualquier actividad y, en especial, en el sector primario, que es un asunto de importancia capital. No obstante, no se debe culpabilizar a unas pocas personas de las demandas alimentarias de toda una población.
Fuente: Plataforma Tierra