Los agricultores, cooperativas, distribuidores, propietarios de fábricas del medio rural y, en general, las miles de familias que viven del aceite, el vino y la citricultura, y en menor medida del queso, las frutas, la carne de cerdo y el marisco, se han visto sorprendidos por cómo se tambalea uno de los pilares de su negocio: la exportación a Estados Unidos, un mercado de 327 millones de habitantes. Trump quiere imponer unos aranceles aduaneros del 25% que, en la práctica, pueden suponer su destierro del país.
El sector agroalimentario pone en riesgo unos 1.000 millones de euros en las ventas dirigidas a ese país hasta ahora. Y lo hace como consecuencia de una sanción a un sector ajeno a su actividad: el de la aeronáutica, liderado por Airbus, que también recibe su sanción en forma de tasa aduanera, aunque en menor cuantía (un 10%).
Las actividades gravadas se lamentan del efecto colateral que deben soportar tras las sanciones anunciadas por el presidente de EE UU, Donald Trump el miércoles. Lo hizo tras conocer el veredicto de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en el que le autorizaba a aplicar medidas por 7.500 millones de dólares (unos 6.900 millones de euros)como compensación a las ayudas otorgadas por los países europeos a Airbus.
«No tiene sentido mezclar agricultura con aeronáutica», se lamenta Rafael Pico, director general de Asoliva. El olivarero es el sector más perjudicado: entre aceite y aceitunas exporta 580 millones de euros al año a EE UU. «Esta decisión supone expulsarnos de ese mercado», apunta Pico. «Será demoledor, el peor escenario posible», añade. Sobre todo porque los aranceles no se aplicarán sobre Italia, el gran competidor internacional. Para España, EE UU es el segundo mercado exportador, donde dirige la mitad de sus ventas al exterior. «Todo lo que no podamos exportar allí, no lo vamos a comprar» al agricultor, anticipa Pico en pleno inicio de la campaña de la aceituna.
Por otra parte, según un estudio elaborado por la Asociación Valenciana de Agricultores a partir de datos del Ministerio de Comercio, la adopción de estos aranceles pone en peligro exportaciones agroalimentarias valencianas por valor de 90 millones de euros. Los cultivos más afectados son los cítricos, las frutas y las hortalizas, cuyos envíos durante 2018 ascendieron a 80,9 millones. Sin embargo, el comercio con destino a Estados Unidos de otros productos como el vino y el aceite de oliva también se ve seriamente amenazado, con unas exportaciones durante el pasado ejercicio de 9 y 1,7 millones respectivamente.
El sector del vino es, por volumen de negocio exportado, el segundo más afectado en España. Los 325 millones de euros que vendió en 2018 (240 millones se verían afectados por la medida, al quedar excluidos los espumosos) reflejan el protagonismo que han ido tomando los caldos en ese país. El director general de la Federación Española del Vino (FEV), José Luís Benítez, se ha lamentado de que «de nuevo, el vino sea objeto de represalia en un conflicto comercial en el que no tiene nada que ver».
También se han encendido todas las alarmas en la industria láctea, en general, y en la de quesos (y parcialmente en las mantequillas), en particular. Estados Unidos se ha convertido en el primer receptor de quesos en volumen económico (87 millones de euros exportados en 2018), y el cuarto en mercancía. «Les vendemos quesos con mucho valor añadido», indica Luis Calabozo, director general de la Federación Nacional de Industrias Lácteas (FENIL). Y anticipa que «ahora mismo no podríamos encontrar otro mercado que lo sustituya por el potencial que tiene». Competir con una tasa adicional del 25% sería «demoledor» para el sector exterior lácteo por su dependencia del mercado norteamericano, que representa el 20% de todas sus exportaciones.
En el caso de la carne de cerdo, el jamón se ha librado de las restricciones aranceralias, aunque no así la carne congelada. Por eso, el impacto de la medida no es tan elevado. España exportó a EE UU ese tipo de productos por un valor de 52 millones de euros. Es el sexto proveedor mundial a ese país, con algo más de 10.000 toneladas por año, que representan un 2% de las importaciones de porcino norteamericanas, según los datos de Interporc. Además, se verán afectadas las ventas de otros productos relacionados con el marisco en conserva como las navajas, las almejas o los berberechos.
Paradójicamente la aeronáutica es el sector que menos repercusiones teme tras las medidas de Trump. Desde el sector aeroespacial (Airbus cuenta con dos grandes plantas en Madrid y Sevilla) reconocen que el propio crecimiento del mercado aeronáutico paliará el aumento de costes que sufrirá el grupo europeo en Estados Unidos. Recuerdan que es una industria «global» cuyo incremento de costes afecta a toda la cadena de suministro, incluida la norteamericana, con Boeing a la cabeza del riesgo que asumen.