Unas horas en La Palma
Dicen que los encuentros improvisados son los mejores, y así fue nuestra última visita a la Cooperativa La Palma. De una entrevista al uso, pasamos a visitar la cooperativa de la mano de su presidente, Pedro Ruiz, parte de su Consejo Rector y junto a José Antonio Santorromán, gerente de Agrobío, sumergiéndonos en su día a día.
“En La Palma hemos creado nuestra propia cultura empresarial, sabemos que tenemos que ser diferentes con la innovación y nuevas presentaciones”, afirma Ruiz, quien pone en valor el papel que juegan sus socios agricultores, profesionales y emprendedores que no se amedrentan ante los retos; y también de su equipo humano para lograrlo. Y vaya si lo han hecho; en la pasada edición de Fruit Logistica, su tomate Amela se hizo con el FLIA. Pero, ¿cómo lo han conseguido?
Monitorización en campo
La de la Cooperativa La Palma es una historia marcada por la búsqueda de la excelencia, una filosofía de trabajo que impregna todos sus procesos, desde el campo hasta que cualquiera de sus productos llega al lineal de un supermercado europeo. Y a diferencia de nuestra visita, en este caso, no puede dejarse nada a la improvisación.
De hecho, en campo, monitorizan los cultivos de sus agricultores y, a través de su ERP de desarrollo propio, los conectan con sus técnicos, de modo que cualquier decisión relacionada con la plantación se tome en base a la mayor información. Esta es, por ejemplo, la clave del éxito de Adora, una de sus referencias en tomate.
“Las fincas de nuestros agricultores están monitorizadas para que obtengan un tomate de sabor y calidad excelente”, apunta Ruiz, quien añade que, tras su recolección, ya en la planta de manipulado, realizan un segundo control para garantizar “el sabor en cada momento”. Para ello, cuentan con la última tecnología de calibrado, envasado y, además, medición de Brix, garantizando la calidad interna. “Para poner la marca Adora, los tomates deben tener más de 7 grados Brix”, detalla el presidente.
Las fincas de nuestros agricultores están monitorizadas para que obtengan un tomate de sabor y calidad excelente
Optimizando recursos
Desde un centro de control, y a través de varias cámaras situadas estratégicamente y la implementación de la última tecnología, “controlamos todo lo que ocurre en nuestros tres centros de recepción y manipulado, obteniendo datos en tiempo real del número de operarios, kilos de entrada, envasados, productividad por línea…”.
Cuentan también con una cámara frigorífica inteligente con capacidad para almacenar 2 millones de kilos de producto. Cada gramo está perfectamente parametrizado según fecha de recolección, color, Brix… “Sabemos en todo momento qué hay dentro de la cámara”, explica Ruiz, quien añade que, gracias a ello, “cuando hay un pedido especial, sabemos exactamente dónde está y, de este modo, evitamos equivocaciones”.
Muy similar es el funcionamiento de su almacén de suministros, donde gracias a la codificación de cada espacio disponible y un minucioso inventario de todas sus existencias, logran optimizar espacio y tiempo en la búsqueda de cartones o envases, entre otros muchos insumos.
Seguridad alimentaria
“Cuando se produjo el problema del E.coli, tomamos dos decisiones: primero, que la cooperativa se haría cargo de todos los gastos en fauna auxiliar de nuestros socios y, en segundo lugar, que la seguridad alimentaria debía ser nuestra prioridad”. Para ello, y siempre con el respaldo de su masa social, pusieron en marcha su propio laboratorio, que cuenta con la acreditación ENAC y donde realizan análisis de aguas, suelos, fitopatológicos, caracterización de sus productos… Todo ello les aporta rapidez, conocimiento e información sobre todos y cada uno de sus cultivos.
El próximo paso de la Cooperativa La Palma es la puesta en marcha de un laboratorio de investigación en IV y V gama, con el que abrirán una nueva línea de negocio que persigue valorizar sus productos. Este laboratorio, que comienza a dar sus primeros pasos, será uno de los pulmones de la ampliación de 5.000 m2 que prevén inaugurar en octubre, y donde trasladarán también su laboratorio de análisis de cultivos.
Cuando nuestra visita toca a su fin, presume Ruiz de sus socios, que no se amilanaron en 2009, en plena crisis financiera, y aprobaron una ampliación de la cooperativa de 22 millones de euros. Hoy, con una nueva crisis económica, han vuelto a invertir, sabedores de que solo así alcanzarán esa excelencia que buscan. Y tiene también palabras de reconocimiento para su equipo humano: “¿Sabíais que contamos con profesionales de 25 titulaciones?”, dice orgulloso y consciente de lo difícil que sería sustituir a cada uno de los empleados que hoy contribuyen al crecimiento de la Cooperativa La Palma.