«En España no estamos rentabilizando nuestro potencial científico»
En la última edición de Fruit Attraction, Biovegen, plataforma coordinada por Gonzaga Ruiz de Gauna, promovió un coloquio sobre 'La agricultura del futuro' en el que se detallaron algunas líneas de trabajo llamadas a protagonizar una revolución tecnológica en el agro español.
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-¿Estamos preparados para aprovechar esa revolución?
-Una de nuestras misiones es generar conciencia de que esas tendencias que hemos ido identificando van a marcar el futuro del agro a nivel mundial y de que no podemos perder ese tren. Debemos incorporarlas a nuestro modelo productivo. Entendemos que en España hay muy buenos mimbres científicos y empresariales y se necesita, con apoyo de la Administración, un esfuerzo mayor. Se hace más de lo que parece, pero menos de lo que se podría.
-¿Cuáles son esos cambios?
-Gente como Bill Gates afirma que si el siglo XX fue el de la informática, el XXI va a ser el de la biotecnología. El maridaje entre informática y biología traerá los grandes cambios. Ahora, por ejemplo, y gracias al descubrimiento de un español, se ha desarrollado una tecnología que permite editar partes muy concretas del genoma de los seres vivos. De este modo se imitan, pero de forma muy rápida y en partes muy concretas del genoma, procesos que se producirían en la naturaleza. De ese modo se pueden modificar unas características muy precisas, sin introducir genes externos, y acelerar extraordinariamente los procesos de mejora genética que llevamos siglos aplicando.
-¿Qué mejoras se pueden producir?
-Se aplica para conseguir, por ejemplo, variedades más resistentes a la sequía, más productivas, con mejores características organolépticas, más respetuosas con el medio ambiente, más eficaces en la captación de nutrientes… Es lo que llevamos siglos buscando. Una científica española ha publicado en la revista ‘Nature’ sobre la mejora para resistir la sequía sin afectar al rendimiento. Es un proyecto internacional liderado por ella que emplea herramientas informáticas.
-¿A cuánto estamos de aprovechar esas mejoras?
-Ya hay muchas empresas que están desarrollando productos con estas tecnologías. En países como EE UU, Argentina, Japón… lo van teniendo muy claro en la legislación.
-Y en España, ¿en qué nivel estamos?
-En uno muy bueno, a nivel de ingeniería molecular, por ejemplo. Tenemos centros punteros muy buenos, como el Cebas y el Imida en Murcia, que son referentes de colaboración con empresas, y también universidades, como la Politécnica de Cartagena. A nivel nacional contamos con muy buena investigación, y a nivel empresarial tenemos una comunidad muy grande que es líder en comercialización de muchos cultivos. Este es un país con condiciones muy buenas, muy diverso en clima, lo que nos permite tener un montón de productos. Pero no estamos rentabilizando bien nuestro potencial científico. Somos muy buenos haciendo ciencia con euros pero no en hacer euros con ciencia. Esa transferencia entre los centros de investigación y las empresas es lo que tratamos de hacer en Biovegen.
-¿Quién tiene la culpa de esa carencia?
-Es una responsabilidad compartida entre la ciencia, la empresa y la Administración, que son las tres patas. No se puede culpar a una o a otra, pero las tres tienen que hacer un esfuerzo de acercamiento a las demás. La ciencia debe esforzarse en salir, divulgar, aliarse con la empresa… Se necesita un cambio de paradigma que en las pasadas décadas ya han hecho otros países que ahora sacan más rendimiento, como Holanda, Japón , Estados Unidos, Israel, Francia y Alemania. La empresa tiene que superar la visión a corto plazo y ver la ciencia como algo esencial, pero con objetivos a largo plazo.
-¿Cuánto tarda una empresa en ver los beneficios de invertir en ciencia?
-Los beneficios para colaborar con centros de investigación no son inmediatos. Sí obtienes créditos blandos, bonificaciones, y demás, y sobre todo accedes a un talento y una forma de abordar los problemas diferente, que te aporta muchísimo. Los científicos son gente muy brillante entrenada durante mucho tiempo para plantearse problemas y encontrar soluciones, pero quizá no se les ha planteado las preguntas adecuadas, que son las que tienen las empresas. Ambos han trabajado de espaldas y deben hacerlo juntos. Esto es una herramienta de desarrollo de negocio, tanto para la empresa, que mejora su posición en el mercado, como para el centro de investigación, que de este modo consigue financiación, por ejemplo. Los científicos no son proveedores de empresas, tienen que investigar, pero parte de su cerebro sí tiene que estar dando valor añadido a las empresas. O apuesta el sector privado por la investigación y el desarrollo tecnológico como herramienta competitiva o no tenemos nada más que hacer. Si somos buenos generando conocimiento tenemos que serlo aplicando ese conocimiento, y detrás de la agricultura hay mucha innovación.
-Ustedes atisban el futuro de la agricultura en recursos como el ‘big data’, la inteligencia artificial, la robótica, la edición genómica o la agrobiología. ¿Cuáles van a ser claves?
-Al final será una mezcla de todas esas tecnologías, que no son excluyentes y están relacionadas. Pero creo que las técnicas de mejora genética, de edición genómica, van a marcar la pauta. El maridaje entre biología molecular e informática va a generar descubrimientos para curar enfermedades, para ser más respetuosos con el medio ambiente, para producir nuevas fuentes de proteínas que sustituyan a la carne, por ejemplo… La carne se quedará obsoleta, no sé cuándo, pero ocurrirá. En 1900 se hubieran tirado de los pelos si les dices que dejarían de ir en coches tirados por caballos en pocas décadas. Esto es lo mismo. Vamos a una agricultura mucho más precisa y eficaz, mucho menos dependiente del clima y de las plagas, en espacios cerrados, en silos (agricultura superintensiva), empleando organismos beneficiosos para mejorar las plantas… Un montón de cosas.
-¿Cómo impulsar estos cambios?
-Se dice que dos tercios de la I+D debería ser de la empresa y un tercio la Administración. Deberíamos alcanzar la media europea del 2% en I+D, pero en España estamos en el 1,2%, mientras que Alemania, Holanda y Suecia ya llegan al 4%. La ciencia es fundamental e ineludible para la competitividad de las empresas, en muchos sectores, pero sobre todo en agricultura. Ya somos líderes en muchos productos, pero lamentablemente no porque nos hayamos apoyado en la ciencia, sino por el clima, por ejemplo. De momento, ya hay muchas empresas en España con una base tecnológica fuerte, aunque se debe hacer mucho más.
-¿Quién debe liderar esos esfuerzos?
-Es cierto que ciencia y empresas deberían empujar más, pero es sobre todo la Administración la que debe empujar más y mejor. Quizá falte volumen, hay que asociarse más y contar con empresas más grandes, que lideren proyectos. Hay una desconexión entre las empresas y la ciencia y no hay una suficiente inversión pública que, en muchos casos, además, ni siquiera está bien adaptada al sector agro, por lo que no se aprovecha bien.
Conviene saber
Biovegen (Plataforma Tecnológica de Biotecnología Vegetal) es una organización público-privada de ámbito nacional sin ánimo de lucro y tutelada por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades que se dedica a promover actuaciones que mejoren la competitividad del sector agroalimentario español. Entre sus asociados figuran tanto empresas como centros de investigación.
Fuente: La Verdad