El consumo de hortalizas frescas en los hogares en 2023 se situó en 48,92 kilos por persona y año, lo que supuso un descenso del 2,6% respecto al año anterior, el equivalente a consumir cerca de 1,3 kilos menos con respecto al año anterior, y descendió también un 14% respecto a 2019, antes de la pandemia.
Frente al retroceso del consumo de hortalizas frescas en los hogares en 2023, el gasto per cápita se incrementó en un 7,5 %, cerrando en 114,89 euros por persona y año, según los datos del Informe del Consumo de Alimentación en España 2023, presentado por el ministro de Agricultura la última semana se junio. En los últimos cinco años, en 2019, el año anterior a la pandemia, el retraimiento del consumo de hortalizas per cápita ha sido del 14%.
Y el descenso se empezó a producir bastantes años antes. Con la excepción del fuerte aumento que se produjo durante el año de la pandemia, en 2020, en los últimos años se ha producido una caída continua del consumo de las hortalizas frescas en los hogares. Comparando el dato de 2023 con el primer dato de la serie histórica disponible en las estadísticas del MAPA, correspondiente a 2008, la demanda de hortalizas frescas se contrajo en un 17,9 %.
La tendencia a la baja en consumo de estos productos frescos se extiende a la práctica totalidad de los tipos de hortalizas, a excepción de calabacín, que consigue crecer del orden de un 7,8 % en un contexto de reducción de la demanda tan extendido.
Por el contrario, la caída más fuerte se produce en la compra de judías verdes, que con respecto a 2008 disminuye un 48,7 % su volumen. Le sigue lechuga/escarola/endivia que acumula un descenso del 33,2 % o de tomates con una caída del 19,3 % en el volumen de sus compras.
Sería positivo reforzar las campañas de información al consumidor, puesto que, si se consigue revertir la tendencia de retroceso de la demanda, las aportaciones positivas del consumo de frutas y hortalizas a la salud redundarán en un descenso del gasto sanitario.