El temporal de Semana Santa ha dejado un sabor un tanto agridulce en la agricultura. En líneas generales, el agua ha resultado muy beneficiosa, especialmente para cultivos de interior como el viñedo, máxime porque el campo valenciano estaba muy necesitado de lluvias y este episodio ha supuesto un aporte hídrico importante que ha servido, además, para limpiar el arbolado y recargar acuíferos y pantanos, de acuerdo con una primera estimación de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja).
Si las lluvias, salvo problemas puntuales de arrastres de tierra e inundaciones, han sido positivas para la agricultura no puede decirse lo mismo en absoluto de las violentas rachas de viento. La fuerza del aire ha provocado daños por rameado -es decir, por los golpes de las ramas sobre los frutos- en el cultivo de los cítricos y también en variedades extratempranas de frutales como el melocotón y la nectarina. Los almendros de las comarcas de interior también han sufrido la incidencia negativa del viento, al igual que la cosecha de patata de l’Horta Nord.