El sector del caqui busca aumentar su presencia en Oriente Medio
Tras dos campañas complicadas, la situación del kaki español parece estabilizarse este año. Su principal problema ahora es buscar vías comerciales para un producto aún desconocido en buena parte de Europa.
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La actual campaña de kaki y la pasada son, de momento, diametralmente opuestas. Frente a una reducción de hasta el 50% de la producción de hace un año como consecuencia del pedrisco, en este ejercicio todo ha vuelto a la normalidad, recuperándose los volúmenes habituales. Sin embargo, no todo son buenas noticias para el sector. La mayor producción obliga a tomar medidas que eviten la saturación de los mercados existentes y, con ella, el descenso de los precios.
“Ante un volumen como el que tenemos en esta campaña, hay que aumentar la promoción en distintos países para incrementar el consumo”, nos explica Pedro Sánchez, director general de Canso, quien lamenta que, actualmente, “solo una pequeña parte de los consumidores conoce el producto”. Asimismo, los menores volúmenes de manzana a nivel europeo y la escasez de mandarinas podrían absorber parte de esa mayor producción de kaki.
Para Sánchez, y pese a que la promoción es clave, por sí sola tiene poco efecto en los mercados y debe ir acompañada de una calidad garantizada y constante. En este sentido, recuerda que la DO Kaki Ribera del Xúquer está centrando sus esfuerzos esta campaña en difundir las bondades de este producto en Oriente Medio, donde “cada vez hay una mayor demanda y las líneas de transporte son más regulares y rápidas”. Por ello, “prevemos aumentar nuestra cuota de mercado en estos destinos”.
De momento, la campaña de kaki se extiende solo durante cuatro meses y medio, un período, para Sánchez, adecuado, ya que en esto, como en todo, “llega un punto en el que las cosas no se pueden alargar más y si tensamos la cuerda se puede romper”. En cualquier caso, nos recuerda que llevan más de 16 años inmersos en un Plan de Mejora Varietal para ampliar el calendario comercial.
Control biológico
Los mayores problemas de plagas que debe afrontar ahora el caqui se traducen, una vez más, en una pérdida de rentabilidad del cultivo, ya que los productores deben soportar los costes derivados de los tratamientos fitosanitarios. Para contrarrestar esta situación, Sánchez explica que “se está haciendo mucho hincapié en el control biológico y poder así maximizar la rentabilidad, aumentando las producciones y la calidad del producto en campo”.
Plantaciones incontroladas
La falta de planificación es la malvada aliada de la pérdida de rentabilidad. En este sentido, Sánchez lamenta que, una vez más, se han producido plantaciones de kaki sin una línea comercial definida, lo que podría afectar al mercado y obligar a nuevos arranques al final de la campaña.