En estos momentos, uno de los principales temores es la carencia de mano de obra, especialmente en los cultivos de hortalizas y frutas de verano, cuya campaña de recogida comienza en pocas semanas. Para algunos de ellos, se estima que es necesario incorporar hasta un 40% de trabajadores, pues muchos han quedado confinados o no pueden incorporarse a nuestro país a causa del cierre de fronteras. Es el caso de los cultivos de fruto rojo que emplea, solo en Huelva, a 15.000 temporeros marroquíes de los que depende en buena medida la recolección. Además, la incorporación de trabajadores a las labores del campo, podría contribuir a paliar los efectos negativos que sobre el empleo está teniendo la crisis derivada del COVID-19.
El problema afecta también a otros países: el gobierno francés está conversando con los sindicatos para facilitar la contratación de trabajadores, muchos de ellos afectados por los despidos o el cese de actividades causado por el coronavirus. En Alemania, se ha prohibido la entrada de temporeros –procedentes en su mayoría de Bulgaria, Rumanía y Polonia– pese a las demandas del sector agrícola, que teme la falta de estos trabajadores. En España, el ministro de Agricultura ha iniciado conversaciones con su homólogo francés, Didier Guillaume, con el fin de hacer frente al problema.
En este sentido, Pedro Gallardo, Vicepresidente de Asaja, subraya que de cara a poder “garantizar el abastecimiento de alimentos, es fundamental la colaboración de las distintas administraciones para facilitar que las labores del sector primario se puedan realizar con la normalidad que permita la situación excepcional que estamos viviendo, y siempre aplicando las medidas preventivas necesarias para evitar contagios, entre las que se incluye el uso de los EPIs necesarios para la protección de los trabajadores”.
De momento, las empresas han implementado medidas que garantizan la seguridad de sus empleados, del cliente y del propio producto. Por ejemplo, en Agromillora Iberia, una empresa obtentora asociada a ANOVE, se está trabajando en tres turnos con el fin de que coincidan menos empleados en los centros de trabajo, lo que disminuye la productividad e incrementa los costes. Pero, como afirma su director comercial, José Manuel Lacarte, “todo se da por bien empleado porque, hoy más que nunca, hemos de arrimar el hombro: hemos de solucionar esta crisis entre todos porque a todos nos afecta”.
Julián Arnedo, director de Semillas Arnedo y Presidente de la Asociación Nacional de Obtentores Vegetales (ANOVE), pone también la vista en el futuro inmediato: “Nuestra responsabilidad tiene que atender también al día después, cuando salgamos de esta situación extraordinaria: ya hay agricultores que están sembrando con la vista puesta en ese día, y por eso es esencial que puedan disponer ahora de las semillas y plantas para poder garantizar la próxima campaña”. Subraya que la semilla es clave para garantizar el suministro de alimentos no solo en estos momentos, sino también una vez que la crisis sanitaria se dé por concluida. “Sin semillas y plantas no hay cultivos y, sin cultivos, las frutas y hortalizas no llegarían a los hogares; tampoco el pan, ni el aceite, ni la carne que depende de los piensos para animales”.
Como en otros sectores, muchos empleados de empresas de semillas y plantas están trabajando desde casa, recurriendo a videoconferencias y llamadas grupales. No obstante, los técnicos y comerciales, han tenido que reducir al máximo sus visitas y están extremando las precauciones para cumplir estrictamente los protocolos sanitarios.
Desde la Unión Regional de Cooperativas de Castilla y León, se subraya el “gran esfuerzo” que se está realizando para que las explotaciones de los agricultores puedan seguir desarrollando siembras, abonados y tratamientos; se está dando cobertura especial a los ganaderos para que dispongan de piensos y servicios veterinarios, y se realicen sin alteraciones las tareas de ordeño, recogida de leche y de ganado. Todo ello para suministrar al mercado y a los consumidores frutas, verduras, hortalizas y cereales y para que la carne no encuentre dificultades y llegue con normalidad a mataderos, salas de despiece y fábricas.
Además, equipos, centros de investigación y trabajo se han puesto a disposición de alcaldes, delegados de Gobierno y administraciones regionales para impedir la propagación del virus. De hecho, en muchos pueblos se puede ver cómo se está empleando maquinaria agrícola para desinfectar los espacios abiertos.
Un sector comprometido y responsable
La pandemia llegó a España en medio de las reivindicaciones que agricultores y ganaderos estaban llevando a cabo para concienciar a la población de la preocupante realidad en la que vive el sector primario desde hace décadas y exigir soluciones efectivas a las Administraciones.
En cuanto se inició la crisis sanitaria del coronavirus, se interrumpieron las movilizaciones para evitar la propagación del virus. Inmediatamente, el sector aparcó sus preocupaciones y, solidariamente, se centró en las necesidades generales, poniéndose a disposición de la sociedad y centrando todos sus esfuerzos en asegurar algo absolutamente prioritario: la provisión de alimentos.
Agricultores, ganaderos, pescadores, transportistas, cooperativas, distribución, empresas de semillas y de fitosanitarios… “Todos nos hemos puesto a trabajar, más intensamente si cabe, para que a la gente no le falten alimentos en estas circunstancias difíciles, subraya Elena Sáenz, directora de ANOVE. Pero nuestra responsabilidad nos lleva a pensar en el día después, haciendo todos los esfuerzos y pidiendo a las administraciones toda la diligencia posible para que semillas y plantas puedan estar disponibles para que la producción de alimentos no se resienta”.