¿Qué está pasando con el tomate?

¿Sabe el consumidor que por el sabor hay que pagar? Todos hablamos de él cada vez que lo tomamos y por eso es un tema muy recurrente en toda la cadena, desde el agricultor hasta la distribución. Pero ¿qué pasa en realidad con él? No es tan fácil conseguir que un tomate tenga ese sabor de siempre, porque para ello tiene que tener muchas características que lo hagan realidad.

Pero el problema no está en que no se pueda obtener ese tomate con sabor, sino que la distribución y por supuesto el consumidor no está dispuesto a pagar lo que cuesta, por lo que las casas de semillas se centran en crear variedades que sean asequibles a los agricultores buscando sobre todo producción y resistencias, para venderlas como commodity.

A consecuencia de ello, se ha abierto una línea de especializaciones para nichos de mercados que sí están dispuestos a pagar por el sabor, por ello en determinados supermercados nos encontramos con gran cantidad de tipos y variedades que ofrecen un tomate delicatessen en el que el sabor no es lo único.

Pero todo esto en un mercado muy competitivo y global no sirve de nada si no trabajas la diferenciación, innovación y la marca para que el consumidor sepa qué está comprando y pueda volver a tomar ese rico tomate siempre que quiera.

Creo que ahí está el éxito de las especialidades y en ello tiene que trabajar el sector.