Percepción
La inflación está teniendo un impacto significativo en la vida cotidiana de los consumidores. Los precios están subiendo, y esto está llevando a la población a tomar decisiones difíciles en sus hábitos de compra. Uno de los principales factores que está influyendo más en su comportamiento es, en primer lugar, la percepción de que los precios están alcanzando niveles elevados y; en segundo lugar, la respuesta de los supermercados a la crisis inflacionaria. Se ha observado un notable aumento en la popularidad de las marcas del distribuidor en el Gran Consumo, pero es esencial comprender que esto se debe en gran medida a la iniciativa de los supermercados, más que a la elección del consumidor. Sin embargo, la respuesta del consumidor no siempre es racional ni matemática. A medida que algunos reducen sus compras en los supermercados, se ha observado un florecimiento en la industria de la hostelería, a pesar de su costo comparativamente más alto. Esta aparente contradicción nos enseña que las decisiones de compra son complejas y están influenciadas por varios factores simultáneamente.
«El tiempo suele equilibrar cualquier cambio significativo en la balanza entre ocio y salud»
Es cierto que vivimos en una sociedad donde el ocio se ha convertido en una prioridad para los consumidores. En un mercado tan dinámico como este, el tiempo suele equilibrar cualquier cambio significativo en la balanza entre ocio y salud. Aunque el ocio siempre tendrá un lugar importante en nuestras vidas, no debe ser a expensas de nuestra salud. Y a excepción de grupos muy específicos que están enfrentando dificultades económicas extremas, la mayoría de la población está reorganizando sus gastos sin necesariamente comprometer su calidad de vida en términos de alimentación.
Ahorro y calidad
El equilibrio entre ahorro y placer puede oscilar rápidamente según las noticias económicas. Sabemos que el factor que realmente puede cambiarlo todo es la tasa de desempleo, cuando esta aumenta o hay percepciones de que podría hacerlo, los consumidores toman decisiones rápidas y significativas en sus gastos.
No parece ser el caso de que estemos consumiendo productos más baratos y en menor cantidad. Observo que, en lugar de reducir la cantidad de alimentos, estamos distribuyendo nuestros gastos de manera diferente. Teniendo en cuenta que consumimos tanto dentro como fuera de casa y que estamos optando más por alimentos preparados en lugar de frescos, la cantidad de comida que ingerimos probablemente no ha disminuido.
En cuanto al posible impacto en la obesidad y el desperdicio de alimentos, la relación es más compleja. El desperdicio está disminuyendo, lo cual es una buena noticia, pero la obesidad es un problema multifacético en el que la alimentación es solo uno de los factores contribuyentes.
Evolución
A corto y medio plazo los mercados eventualmente se estabilizarán, y es probable que veamos un cambio gradual de la hostelería al consumo en el hogar. Aunque la inflación seguirá ejerciendo presión en la composición de la cesta de compra y en los resultados de los operadores durante algunos meses, no hay duda de que, tarde o temprano, regresaremos a una forma de normalidad.