Tras la brisa de aire fresco que supuso para la fresa onubense la Semana Santa, el consumo de esta fruta, lejos de volver a caer, se mantiene estable, haciendo que se respire cierto optimismo en los mercados. “Normalmente, después de la Semana Santa, se produce una gran bajada en las ventas”, comenta Carlos Masiá, responsable de Marketing de Masiá Ciscar, quien afirma que, en esta ocasión, “no se ha producido” y los volúmenes de ventas se han estabilizado.
En esto ha podido influir el hecho de que, actualmente, la oferta de fresa es menor como consecuencia del abandono de fincas a causa del Covid-19, pero también por la incidencia de la climatología. En este sentido, desde Agromartín apuntan que las lluvias y el exceso de humedad han dado lugar a problemas de botrytis en algunas fincas y su consiguiente destino a industria.
Las fresas premium, el mercado más estable
La diversificación en mercados y la diferenciación en productos han cobrado mayor importancia si cabe durante esta crisis del coronavirus. Según comenta Manuel Matos, de Doñana 1998, en su caso, la especificidad de su formato de venta –fresas en alveolo- y el hecho de trabajar con fruta premium –por ejemplo, Calinda- les han permitido mantener prácticamente inamovibles sus ventas en las últimas semanas. “Hemos mantenido a todos nuestros clientes y el volumen de pedidos”, afirma, si bien añade que, hoy por hoy, “notamos una mayor alegría, en general, en los mercados”.
Balance Covid-19
Durante el primer mes del estado de alarma en nuestro país, el volumen comercializado de fresa en fresco se redujo en 40.000 toneladas (-37% con respecto al año pasado), según los últimos datos del Observatorio de Precios y Mercados de la Junta de Andalucía, que insiste en que gran parte de ese volumen que no llegó a los lineales “se ha ido a la industria”.
En lo que respecta al precio de la fruta, este se ha ido recuperando poco a poco, hasta alcanzar en Semana Santa cifras similares las de las dos últimas campañas, en torno a 0,78 euros /kg.
