El libro ‘Atlas de los paisajes agrarios de España’, un «patrimonio importantísimo»
El libro 'Atlas de los paisajes agrarios de España' -editado por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA) y coordinada por el profesor de Geografía de la UVa Fernando Molinero- sale al mercado con el objetivo de ser testimonio de los paisajes agrarios del país y de sus transformaciones recientes, ya que constituyen en sí mismos un "patrimonio importantísimo" y tiene como una de sus principales funciones "aprender a amar el territorio". Así lo explicó el jefe de División de Estudios y Publicaciones del Ministerio, José Abellán Gómez, durante su presentación esta mañana en la Universidad de Valladolid.
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Un acto en que estuvo acompañado por el vicerrector de Investigación y Política Científica de la Universidad de Valladolid, José Ramón López; la directora general de Publicaciones del MAGRAMA, Cristina García Fernández, y el coordinador de la obra, Fernando Molinero.
El Atlas, editado en dos tomos, con un precio de 30 euros cada uno, ha contado con la participación de 70 autores, entre 50 investigadores universitarios involucrados en el proyecto y 20 externos, que han trabajado movidos por la voluntad básica de aportar una visión actual y ajustada a la realidad del objeto de análisis que es el estudio sistematizado de los paisajes agrarios del territorio nacional. El trabajo ha permitido identificar, caracterizar, ilustrar y documentar 20 clases de paisajes y 70 unidades.
Distribuida en tres partes recoge los paisajes agrarios de España a través de las grandes transformaciones, sobre todo, la que arranca a mediados del siglo XX, con la modernización, como resultado «de la explotación económica del potencial ecológico por sociedades o grupos humanos, con un nivel cultural y técnico específico en cada región y momento histórico, tal y como precisó Fernando Molinero.
La primera parte está dedicada a aspectos teóricos-metodológicos, imprescindibles, además de una visión desde el aire de las transformaciones paisajísticas del último cuarto de siglo, realizada por un geógrafo-piloto. La segunda estudia las clases de paisajes agrarios y la tercera se centra en el estudio de las unidades de paisaje agrario, caracterizadas por autores que las conocen a través de sus vivencias.
Por eso, el trabajo es «algo más que la suma de fichas de paisajes; es un testimonio vivido de cómo la España campesina se ha convertido en una España rural», cuyas imágenes se recogen, analizan y se tratan de valorar en su medio ecológico, técnico y social.
Castilla y León
En el caso concreto de Castilla y León, distingue dos grandes conjuntos: los paisajes de las llanuras agrícolas, frente a los de las montañas ganaderas y forestales. De hecho, están representados todos los paisajes de la región destacando los grandes ambientes forestales, los del matorral o frutescentes, los viñedos, regadíos, los campos cerealistas, las dehesas, los pastaderos y pastizales, así como los de arboricultura.
Según precisó Molinero, en general las explotaciones agrarias se han reducido en número y han aumentado en tamaño, en un escenario donde está presente la desaparición de la agricultura periurbana.
Además, apuntó que en Castilla y León echa en falta las cañadas, cordeles y veredas, unos terrenos públicos que han desaparecido prácticamente como pasto de la concentración parcelaria. «La agricultura ha ido adentrándose en esos terrenos públicos que hoy son difícilmente reconocibles», lamentó. Y apuntó de cara al futuro como cultivos que están surgiendo con fuerza en la Comunidad la colza y otros cereales para la producción de bioetanol.
Finalmente, apostó por que se destinen ayudas de la PAC a la conservación de paisajes tradicionales como ha sucedido en otros puntos de la geografía española como en Menorca o la zona de los Pirineos.