Entrevista a Cirilo Arnandis, presidente de la D.O. Kaki Ribera del Xúquer.
La campaña pasada registró más de un 50% de merma en la producción de kaki debido a las condiciones climáticas. ¿Qué balance realizan tanto a nivel productivo como comercial?
La campaña ha sido bastante complicada por la reducción de cosecha, que, aunque esperada, finalmente ha sido bastante peor en cuanto a volúmenes comercializados. Cuando se dan estas circunstancias nunca puede ser una buena campaña para ninguno de los implicados en el sector. Para productores y asociados, la campaña lógicamente ha sido mala ya que los mejores precios de este año no compensan de ninguna forma los rendimientos en campo. En general, la producción se ha reducido en un 70% de la cosecha estimada, y respecto a la pasada campaña ha supuesto que se haya comercializado más o menos un 50% menos de kaki, donde ya se produjo también un descenso de la producción. En resumen, se han comercializado cerca de 45.000 toneladas, muy por debajo de las 95.000 toneladas de 2021 o las 114.000 toneladas de 2019.
Esperamos que la próxima campaña vuelva a la normalidad con volúmenes de comercialización similares a 2019 y con ello poder atender la demanda. Creemos que al kaki todavía le queda mucho recorrido comercial, y para ello es vital que el producto esté en los lineales. Campañas como esta última son un freno para el crecimiento del consumo, por lo que para nosotros es muy importante volver a esa normalidad.
La producción se redujo en un 70% de la cosecha estimada
La falta de herramientas para tratar el cultivo os deja en una situación complicada. ¿Qué estrategias llevan a cabo?
Todos sabemos cuál es la postura de la Comisión Europea en estos momentos, así que no nos queda otra que trabajar para que aquellas decisiones que nos dejan totalmente desprotegidos tengan una solución y, por supuesto, trabajar en alternativas de control, como ya se está haciendo con plagas como el “cotonet”, que han tenido una alta incidencia estas últimas campañas.
La coyuntura económica disminuye los niveles de consumo, ¿qué perspectivas tienen para el kaki?
Es difícil escapar de las tendencias generales y más en una situación como la actual, pero seguimos convencidos de que el kaki todavía tiene un enorme potencial por delante y sigue siendo un gran desconocido. Llevamos muchos años haciendo campañas de promoción y esa experiencia y, sobre todo, los estudios de mercado nos dicen que todavía muchos consumidores no conocen el kaki Persimon®, así que hay que seguir trabajando y poner en valor nuestra marca y el valor de la Denominación de Origen.
Parece que las dificultades están provocando una mayor unión del sector. ¿Cree que se están aunando posiciones?
Evidentemente los problemas de un sector determinado y sobre todo en uno tan concentrado como el del cultivo del kaki afectan a todos, como ha ocurrido este año, pero también hay temas como el control de plagas o la apertura de nuevos mercados que son intereses comunes y es en interés del sector que todos trabajamos para conseguir estos objetivos.
¿Cuáles son los próximos proyectos de la DO?
El próximo año se cumplirán 25 años de la creación del Consejo Regulador y queremos poner en valor todo aquello que representa: compromiso con nuestros agricultores para que su actividad tenga el reconocimiento que merecen, con el territorio, con la “autonomía alimentaria” y de ofrecer y garantizar productos de calidad y de proximidad, entre otros aspectos. Tan importante es que los consumidores entiendan lo que hay detrás de una denominación de origen, con todo lo que la actividad agrícola de una región supone para un país, como lo es también que nuestros agricultores sean conscientes de lo que se ha logrado con su trabajo y estén orgullosos. Aunque parece que otros sectores son más importantes, hay que valorar lo que hemos conseguido con una fruta que era una absoluta desconocida hace 25 años.