Adaptarse a la incertidumbre
Aunque la campaña pasada en el cultivo de lechuga no fue negativa y la actual tampoco lo está siendo, la incertidumbre persiste. “Nos enfrentamos a serios retos a diario, como la escasez de agua, los cambios de temperatura constante o la falta de mano de obra, sin embargo, contamos con un equipo profesional, que hace frente a todos esos inconvenientes, anticipándose y buscando soluciones prácticas para el buen desarrollo empresarial”, comenta José Carlos Gómez, director comercial de El Dulze.
La falta de mano de obra dificulta el desarrollo de parte de la actividad empresarial
También añade, “las incipientes enfermedades en los cultivos requieren de una rápida actuación de nuestro equipo técnico”. Explica que la empresa trabaja en la reducción del uso de fitosanitarios y la creación de ecosistemas que favorezcan el control biológico de plagas, con reservorios de insectos auxiliares que ayudan a mantener el equilibrio y reducir la necesidad de tratamientos químicos.
La escasez hídrica ha llevado a la empresa a diversificar sus zonas de producción, extendiéndose a Alicante y Almería para aliviar la presión sobre Murcia. Sin embargo, esta estrategia les obliga a ser más eficientes y optimizar recursos.
Innovación
En cuanto a innovación, la tecnología juega un papel clave con un sistema de gestión y control interno basado en visión artificial, que les permite digitalizar todo el proceso desde la plantación hasta la recolección. Esto no sólo mejora la trazabilidad y seguridad alimentaria, sino que optimiza el rendimiento y la eficiencia.
No obstante, la mecanización total sigue siendo un desafío en cultivos frescos. “El ojo humano sigue siendo fundamental en la selección del producto”, señala. Aunque la Inteligencia Artificial avanza, aún no hay tecnologías plenamente funcionales que puedan sustituir la labor manual del cultivo de hoja.
Retos
La rentabilidad es otro aspecto prioritario para Gómez, el aumento de costes, desde la mano de obra hasta los insumos, dificulta la rentabilidad económica. “La falta de mano de obra dificulta el desarrollo de parte de la actividad empresarial”, asegura. A esto se suma la presión de la distribución, que en ocasiones no valora suficientemente el producto fresco. Gómez se muestra crítico con la percepción de los precios en el mercado: “Un yogur de 65 céntimos no se considera caro, pero una bolsa de un kilo de lechuga a un euro sí lo es”. Considera que la distribución debería apostar más por educar al consumidor sobre la importancia de los productos frescos para su salud.
Por favor acepte el consentimiento de cookies