Ya no se trata de una preocupación coyuntural, pasajera, de un mal año sabiendo que vendrán mejores. Tampoco me hablaron de caudales ecológicos y planes hidrológicos de Cuenca.
Algunos me hablaron de trasvases pero muchos me dijeron que lo que está faltando es agua para todos, en las cuencas “receptoras“ de dichos trasvases pero también en las llamadas cuencas “cedientes” que también ahora son “sedientes”.
De los trasvases hablaremos en otra ocasión, ya que el tema se merece una reflexión seria. Aprovecho la ocasión para anunciar la próxima publicación de una monografía de Cajamar sobre la problemática del agua en España, coordinado por Jaime Lamo de Espinosa y Alberto Garrido (toda una garantía de calidad) y en el que colaboro con un capítulo, ¿Cómo no?, sobre la difícil relación entre política hidráulica nacional y política agraria común.
Lo que preocupaba a mis interlocutores en mis encuentros de Fruit Attraction, no era la política (ni siquiera la Política, con una P mayúscula) de aguas sino su futuro como productor.
Las barbas del vecino
Uno de nuestros grandes refranes dice que “cuando veas las barbas de tu vecino pelar, pon las tuyas a remojar”. En el olivar y el viñedo, estamos viendo el desplazamiento progresivo del cultivo, dentro y fuera de España, desde el mediterráneo hasta el norte. De hecho, ya se cultivan ambas producciones en el sur de Inglaterra, algo impensable hace unas décadas.
Es verdad que la tecnología y la ciencia agronómica nos van a venir en ayuda, tanto con las técnicas de riego como con el riego deficitario por solo poner dos ejemplos entre otros muchos.
También lo es que se puede mejorar en el uso de agua reciclada y reutilizada y que el agua desalada (unida a las energías renovables) pueden permitir intervenir desde el lado de la oferta en la ecuación. Pero también lo es que, en distintos lugares de España (estoy pensando entre otros en Murcia), ya se está llegando al limite de lo que las tecnologías nos permiten hoy.
Dicho esto, lo que se nos viene encima es muy gordo y es hora de otear el horizonte sin prejuicios. Este Paranoico, haciendo honor a su apodo, está convencido que el desarrollo cuantitativo que ha seguido el sector agrario español en general, y del de las frutas y hortalizas en particular, se está confrontando a su techo de cristal.
A una conclusión parecida parece haber llegado el Colegio de Economistas de Málaga, aunque hecho de menos la opinión al respecto de mis compañeros ingenieros agrónomos y técnicos agrícolas.
El Colegio de Economistas de Málaga ve inviable mantener el cultivo de mangos y aguacates en plena sequía
https://www.malagahoy.es/malaga/Colegio-Economistas-Malaga-cultivos-sequia_0_1835816870.html
Sin duda, el desarrollo del sector ha sido una gran historia de emprendimiento, creación de riqueza, empleo y actividad económica. Pero, como para los fondos de inversiones, las rentabilidades (y los éxitos) del pasado no garantizan las (y los) del futuro.
Y solo hablamos aquí de los límites del agua desde el punto de vista cuantitativo, y parcialmente, de la elevación de las temperaturas. Si incorporamos a la ecuación temas como la calidad del agua, la presión urbanística y turística por el recurso, el deterioro medioambiental de Doñana, las Tablas de Daimiel o el Mar Menor (entre otros), las presiones de la opinión pública nacional y los compradores extranjeros, vemos toda la magnitud del reto al que estamos confrontados.
Fruit Attraction 2023 ha sido todo un éxito. El sector ha superado con trabajo, esfuerzo y valor, campañas extremadamente complicadas. Tenemos algo de margen y de tiempo. Ahora es cuando hay que sentarse para pensar y construir el futuro. Luego, será demasiado tarde. En vez de ser actores activos de los cambios por venir, seríamos actores pasivos, victimas de cambios impuestos por las circunstancias o los mercados.
