CIV, el Consorzio Italiano Vivaisti de San Giuseppe di Comacchio (FE), vuelve de la feria Fruit Attraction de Madrid confirmando el potencial del mercado ibérico, específicamente en relación a la innovación en el cultivo de la fresa y del manzano.
“Gracias a nuestra red de empresas asociadas y colaboradoras en la zona de Huelva (Sur de España) – comenta Marco Bertolazzi, Business Development Manager – hemos puesto en marcha concretamente un proyecto para desarrollar la nueva variedad de fresa CIVL519 * / Shayda® con la plantación, en los próximos días, de alrededor de cuatro millones de plantones, coronando las actividades de conexión, networking y experimentación llevadas a cabo en los dos últimos años. El proyecto involucra a grandes actores locales (cooperativas, productores y empresas exportadoras) ”.
Pero no solo fresas. Manzanas también. Bertolazzi continúa: “Estamos hablando de un proyecto que comenzó hace varios años. Las manzanas se producen en diferentes zonas de España y, gracias a nuestra mayor presencia en varias zonas productivas, estamos dando a conocer nuestras variedades y nuestra genética, que hasta hace unos años era poco conocida ”.
Paralelamente, crece el proyecto con el Consorcio Vog para la variedad de manzana CIVM49*/Red Pop®. “Vog es el licenciatario europeo exclusivo para la producción y comercialización de esta nueva variedad. Tras una importante fase de plantación en Alto Adige, con VOG estamos evaluando ampliar el proyecto en los principales países productores del Viejo Continente como Francia, España, Austria, Suiza y Reino Unido donde ya hemos establecido ensayos experimentales”.
Finalmente, el CIV también examina el sector de la pera, que actualmente atraviesa una profunda crisis, en particular en lo que respecta a la variedad principal, la Abate Fetel. “Buscamos una variedad, de cualquier procedencia, de cualquier programa de mejoramiento genético del mundo, que se pueda adaptar al ambiente de la Pianura Padana, con buena productividad de al menos 40 toneladas por hectárea. Una variedad fácil de manejar, con una vida útil media-larga (al menos 6 meses) y con un sabor y propiedades organolépticas más acordes a las necesidades del consumidor moderno. También estamos hablando de peras crujientes, por ejemplo, que se pueden consumir apenas cosechadas”, concluye Bertolazzi.