El problema, además, ha crecido en los últimos meses. Desde COAG, Diego Bellido ha visto cómo muchas personas que durante la pandemia se lanzaron al campo vuelven a sus sectores ahora que se están recuperando. “Es el caso de la hostelería o los vendedores ambulantes”, explica Diego.
También es el caso de los feriantes. Sin ferias donde trabajar, muchos hicieron de camioneros en el campo, pero ahora que poco a poco están volviendo, hay cosechas como la del tomate que no encontraron transportistas y están recurriendo a camioneros de Portugal.
“Nos falta mano de obra especializada, como camioneros o tractoristas”, explica Diego Bellido. Ha pasado recientemente con el tomate en el Bajo Guadalquivir y pasa ahora con el pimiento, que está en plena campaña de recogida y en la que trabajan sobre todo ciudadanos sudamericanos.
A todo esto se suma que el calor de agosto ha acelerado algunas cosechas, haciendo que su recogida coincida, lo que hace necesaria más mano de obra y de momento no hay de dónde sacarla. “Nosotros creemos que hay que trabajar con las contrataciones en origen”, apuesta Nicolás de UPA, aunque lamenta que provincias como la de Granada no están provistas de una logística que permita alojar a trabajadores.
“Corremos el riesgo de dejar cosechas en el campo sin recoger”, lamenta Nicolás, que asegura que el problema no es el dinero. “Se paga por encima del convenio”, asegura. Creen que el problema está en que el campo es un trabajo sacrificado que ya no atrae a los jóvenes y que lleva años perdiendo a los mayores sin un traspaso generacional.
Fuente: Javier García Padilla. NIUS Diario