Los sindicatos (UGT-PV y CCOO-PV) y los empresarios (Comité de Gestión de Cítricos, CGC -que tiene la mayor representación- y la Federación de Cooperativas Agroalimentarias de la CV) se reunieron este miércoles por séptima vez para tratar de pactar el Convenio Colectivo de Manipulado y Envasado de Cítricos. Tras una maratoniana reunión de 11 horas, la parte social anunció que iba a iniciar los trámites para convocar una huelga de tres días, del 12 al 14 de diciembre. La movilización se produce pese a que el CGC ha renunciado a su principal reivindicación y haya accedido a que la necesaria flexibilidad laboral, la que exige la gran distribución europea para seguir considerando a España como su primer proveedor, sea voluntaria, señalan desde la patronal.
La huelga se convoca también pese a haber realizado -siguiendo el interés prioritario de los sindicatos- una nueva propuesta mejorada, con un incremento salarial del 9% ya este año y del 15% acumulado al cuarto año, que sería mayor en caso de ser revisado según IPC y que añade a ello aumentos para determinadas categorías profesionales (de hasta el 14% sólo el primer año). “Tras las concesiones hechas sin recibir nada a cambio, tras el desastre de la DANA, tras tres semanas de lluvias intermitentes entre octubre y noviembre en las que la recolección y comercialización se ha visto paralizada, con la amenaza cada vez más cierta sobre el mercado de la UE de la oferta más barata de Marruecos, Turquía y de Egipto, este anuncio es más irresponsable que nunca, cuestionará la marcha de la campaña como tal y supone un ataque, no sólo a los exportadores sino, sobre todo, a los propios citricultores”, denuncia la presidenta del CGC, Inmaculada Sanfeliu.
La actitud que en todo este tiempo ha mantenido CCOO y UGT, aseguran desde CGC, contrasta con los acuerdos que estos mismos sindicatos han alcanzado en convenios análogos, que son de aplicación también en otras zonas citrícolas españolas. En esas provincias se han alcanzado acuerdos hoy en vigor que sí contemplan diversos grados de flexibilidad para poder atender las exigencias de la llamada distribución moderna. “El rechazo a estas fórmulas implicará que, no sólo vayamos a perder competitividad frente a otros países mediterráneos donde las condiciones laborales occidentales no se cumplen, sino que también lo haremos con otras regiones españolas, que disfrutarán de las ventajas que a nosotros nos niegan”, matiza Sanfeliu. Con todo, este convenio dañaría al conjunto del sector porque es el que incumbe a más trabajadores -unos 55.000 en toda la Comunitat- pero fundamentalmente porque afecta a los centros de confección que son responsables del 70% de los cítricos en fresco comercializados en todo el país.