El consumo per cápita en el hogar ha descendido en los principales productos de la dieta mediterránea entre 2000 y 2023, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación incluidos en la Estrategia Nacional de Alimentación.
Entre los cereales, las preocupaciones por la salud y la tendencia hacia dietas bajas en carbohidratos han reducido el consumo de harinas blancas, en contraste con la mayor popularidad de los cereales integrales, algo que se observa igualmente en el pan.
El auge de carbohidratos alternativos también ha influido en el menor consumo de arroz, aunque ha crecido el interés por los productos integrales y ecológicos.
Pese a los descensos, ha crecido la preferencia por las frutas exóticas y ecológicas, y las hortalizas congeladas y de conveniencia; y en los pescados han perdido terreno los frescos frente a congelados y platos preparados.
Las preocupaciones ambientales y de salud han influido tanto en el menor consumo de carnes rojas (vacuno, cerdo, cordero) como en el incremento de las blancas (pollo, pavo, conejo).
TENDENCIAS ACTUALES Y FUTURAS
En general, la presidenta de la Fundación Española de la Nutrición (FEN), Rosaura Leis, ha relacionado ese menor consumo de alimentos característicos de las dietas atlántica y mediterránea con la pérdida de adherencia a esos patrones alimentarios.
A su juicio, intervienen factores como la conveniencia, el menor tiempo dedicado a la cocina, el coste de los productos y las nuevas modas alimentarias transmitidas por las redes.
Además, los alimentos frescos, de temporada y mínimamente procesados han sido sustituidos por otros procesados, ricos en grasa saturada y trans, con azúcares añadidos, que suponen un «importante riesgo nutricional y metabólico para la población», subraya Leis.
Frente a las malas dietas, relacionadas con la obesidad y sus patologías asociadas, esta experta ha llamado a promover patrones saludables sostenibles y a hacer asequibles los alimentos tradicionales a la población, incluidos los más vulnerables; dar una adecuada información y formación nutricional; y promocionar una tradición gastronómica y cultural que debe mantenerse.