Cosecha inestable de tomate en Extremadura
Comienza una campaña que se ha visto condicionada por las lluvias de primavera y julio y que han supuesto una bajada del 10% de la producción y peores precios para los agricultores.
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Los productores extremeños de tomate comienzan la cosecha de una campaña marcada por muchas incidencias. El exceso de lluvias en abril y mayo y las tormentas de los primeros días de julio estarían detrás de la bajada apreciable de la producción prevista, en torno al 10%.
En Extremadura, solo el granizo ha aniquilado en julio 1.000 hectáreas de tomate, localizadas en las Vegas Altas del Guadiana. La organización agraria UPA-UCE Extremadura ha hecho también su análisis. Habla sin tapujo de año nefasto para el tomate aunque su secretario general, Ignacio Huertas, muestra cierto punto aún de prudencia. Señala que ver la evolución del cultivo para comprobar la eficacia de los tratamientos fitosanitarios aplicados tras las lluvias y pedriscos postreros.
Desde UPA-UCE calculan que la bajada de precios de los industriales supone unas pérdidas para los agricultores de 8 millones de euros, y otros 16 millones se habrían perdido por causa del tiempo.
Además, para el bolsillo de los agricultores, este ejercicio será peor porque, aunque algunos industriales han decidido mantener precios, lo normal es que la media que se recibirá es de dos euros o dos euros y medio menos por tonelada de tomate.
En este caso, el factor meteorológico no tiene influencia sino que, como se apunta desde el grupo extremeño Conesa, líder del sector mundial del tomate en polvo y que transforma el 43% del tomate que se hace en esta comunidad autónoma, la bajada de precios se explica por el contexto mundial, con exceso de producción de otros años. No obstante, este año habrá también, como en Extremadura, menos tomate transformado en el conjunto del mundo.
Manuel Vázquez, director general del grupo, apunta una estadística muy relevante. Este año se cosechará un 30% de la producción a partir de la segunda semana de septiembre. Se trata de un porcentaje altísimo y anormal. Conesa apunta también otro aspecto, la bajada de los rendimientos por hectáreas. Si se pensaba al inicio de campaña llegar a las 89 toneladas ahora «es lógico y razonable que ese margen se quede en 80».
